Somos la representación de aquellos gaiteros no pertenecientes a grupos, los que vemos la gaita desde abajo de las tarimas, la escuchamos en la radio, la vemos por TV, pero la amamos y adoramos como a nada en la vida...
lunes, 16 de septiembre de 2013
La Bajada de La Virgen de Chiquinquira. Editado por Leon Magno Montiel
Cortesia de El Escaparate
La Bajada de La Virgen
La
tradición marabina nos enseña que el último sábado del mes de octubre,
la Virgen Chiquinquirá desciende de su trono para encontrarse con su
pueblo. En una ceremonia muy concurrida, el retablo de la Virgen Morena
desciende por el tobogán, entre una lluvia de flores y cánticos, la
recibe el párroco de la Basílica y la entrega al director de la legión
centenaria Servidores Marianos, los hombres de blanco. Ellos son los
encargados de llevarla en hombros por las calles y plazas de la ciudad,
por los pueblos de agua en navegación de cabotaje. Ese día se activan
los gaiteros para cantarle, los feligreses hacen sus promesas, un
enjambre de medios cubre y transmite la ceremonia. En algunas ocasiones
ha llovido copiosamente, sin embargo, la plazoleta de la Basílica se ve
abarrotada de gente, todos empapados, estoicos. Así, los devotos siguen
la ceremonia, escuchan los ecos de la homilía hasta el final, en medio
del nocturnal.
Hace algunos años, mientras transmitía para televisión la ceremonia
de la bajada, uno de los creyentes presente, me dijo: “La Chinita está
feliz con la lluvia, porque ella llegó a este puerto a través del lago,
entre aguaceros torrenciales que azotaban la ensenada lacustre, con
vientos alisios que peinaban el atlántico colombiano y entraban por el
golfo. Ella vino a preservar las aguas”.
Buscando sobre sus orígenes, consigo lo que avezados cronistas
relatan: una mañana de noviembre una lavandera humilde llegó muy
temprano a las orillas del Lago Coquivacoa para comenzar su faena. En
medio de su rutina divisó una pequeña tabla flotando cerca de la orilla,
la había empujado la marea nocturna, quizá era el producto de algún
naufragio. Era un rectángulo en madera de caoba, perfecto, como un
escaque. En ese siglo XVIII, el lago era una gran confluencia de ríos
diáfanos, con aguas dulces, que penetraba el sol para hacerlas
luminosas. Nuestra ciudad, era un puerto apetecido por corsarios,
piratas saqueadores, marinos soñadores. La tímida anciana, de nombre
María Cárdenas, al finalizar su faena se llevó la tablita a su modesta
casa, construida con piedra de ojo, caña y mampostería, ubicada en el
centro del barrio El Saladillo. La colocó sobre una tinaja de agua que
estaba al lado de un pequeño aljibe. Algunos días después la vio
llenarse de luz, fue el 18 de noviembre del año 1709. Ese prodigio dio
nombre a la primera avenida de Maracaibo: El Milagro. Además, marcó el
camino espiritual de sus habitantes, de sus hijos y de la diáspora
zuliana en el mundo, que la alaba con gaitas y la llama: Chinca, Chinita
o Chiquinquirá. Ricardo Aguirre con Cardenales del Éxito, interpretó el
clásico que describe su milagro en la temporada 1966:
“Lavando una viejecita
a orillas de nuestro lago
ella tuvo un gran hallazgo
pues se encontró una tablita.
Terminada la faena
a su casa la llevó
la tinajita tapó
para salvarla de la arena”.
(Bracho y Mavares, 1966)
Los compositores gaiteros celebran cada año esa magna fecha, los
conjuntos cantan los clásicos en su honor, que durante décadas han
atesorado en su repertorio. Ese día vuelve a sonar la poesía de Luis
Ferrer, se escuchan los versos de su tema “Chiquinquireña”, gaita que
consideró sagrada, grabada por Enrique Gotera en la temporada 1978:
“No pierdo las esperanzas
de vivir siempre a tu lado
y cual tierno enamorado
adorarte ciegamente.
Se me antoja de repente
de que me siento celoso
y al ver rebozar tu gozo
se me pasa nuevamente.
Dilecta, hermosa y divina
preciosa madre de Dios
como yo te quiero a vos
nadie te quiere mi China.”
(La Gran Montonera, 1978)
Otro compositor que tiene una conexión especial con la Virgen y sus
misterios divinos es Ricardo Hernández, quien nació el 2 de noviembre de
1950 en el sector Tierra Negra de Maracaibo. Es un músico natural,
cantante que se formó como arreglista. Además es un fervoroso
chiquinquireño, que le ha compuesto muchas gaitas a la Chinata,
consideradas joyas musicales por sus colegas. Durante su período como
integrante del Grupo Guaco en los años 70 y 80, se hizo presente en cada
temporada con su poesía sencilla, rimada en octosílabos. Muchos
solistas amigos han retomado sus gaitas, nacidas de la promesa de
cantarle cada año a la patrona, como señal de gratitud por su bondad y
generosidad:
“El pueblo se ha estremecido con la noticia
que apareció una tablita,
su luz ilumina el cielo y se escucha un canto:
melodía divina.
Así fue como sucedió, como pasó
Chinca fue la que nuestra historia transformó
y de amor toda nuestra vida la llenó”
(Hernández, 1981)
Esa gaita la interpretó su compadre Gustavo Aguado León, líder del
Grupo Guaco, cuando comenzaban a transitar su tercera etapa evolutiva el
proyecto guaquero. En 1980 se habían marchado de la agrupación Ricardo
Portillo, Simón García y José Luis García quienes fungieron como líderes
en la etapa anterior. Entonces Ricardo Hernández tomó el comando de los
arreglos y la composición de los temas más importantes en esa
emblemática divisa musical:
“Cantándole a Chiquinquirá
a mi Virgen maracaibera
el pueblo es quien la venera
cuidando su templo está.”
(Hernández, 1982)
Producto de estos tres largos siglos de fe y religiosidad popular,
hemos logrado apuntalar una respetable cosecha artística, que ha unido
con su belleza a la feligresía. Tal como lo plasmó Renato Alonso
Aguirre González en su composición “La prenda de un pueblo” en 1980, que
cantó su sobrino Miguel Aguirre con la Universidad de la Gaita para el
álbum “100 años de gaita”. Ese hermoso LP, ilustrado con fotografías en
sepia del puerto de Maracaibo, mostraba piraguas, un pequeño bajel y
canoas entre las dársenas, fondeados en las aguas mansas del lago. A lo
lejos se ve el viejo Mercado Principal con sus cúpulas de fierros
coloridos, semejando una estación de trenes. La experiencia mística de
Renato Aguirre, como asiduo visitante del templo de Nuestra Señora del
Rosario de Chiquinquirá, así la expresó:
“Camino al templo sagrado
donde habita la leyenda
vengo a contemplar la prenda
que hace siglos nos unió
mirarla me cautivó
como otras veces lo he hecho
agitándose mi pecho
contento de inspiración.
Como lo hizo aquel
quiero cantar hoy
de tu imagen fiel
tu vasallo soy
para dar en prosas
mi sentimiento de amor
lleno de calor porque la sé amar
le quiero cantar”.
(Aguirre, 1980)
Desde la aparición de la Virgen en 1709, según relatan las crónicas
escritas por el Hermano Lasallista Nectario María, ella ha sido símbolo
de amor y unión. Debemos celebrar la fe que ha despertado en el pueblo
del occidente la Virgen Guajira, como la llamó Jairo Gil, madre mestiza
con el niño Dios en sus brazos. A sus lados aparecen San Antonio y San
Andrés. Fue coronada por decreto del Vaticano el 18 de noviembre de
1942. Esa reliquia, es un poderoso factor de identidad regional.
Además, es la patrona de nuestra Guardia Nacional Bolivariana,
componente militar creado en 1937 por el Presidente Eleazar López
Contreras. Desde entonces, sus oficiales van cada año hasta su templo
para ofrendarle flores. Asisten a la eucaristía solemne cada 18 de
noviembre, juntos los fieles, soldados y comandantes.
Esta advocación de María no pertenece a ninguna parcialidad
política, aunque hayan querido secuestrarla, administrarla a su antojo
los gobernantes de la derecha que en el pasado dirigieron al Zulia, y
que, lamentablemente contaron con el silencio cómplice de algunos
jerarcas de la iglesia católica local. El pueblo en su dimensión más
variopinta la venera, y debemos respetar esa pluralidad, ese culto
fervoroso de todos sus hijos, sin distingo alguno, mucho menos aún, el
partidista.
Neguito Borjas en un tema que escribió para el
sonero Oscar D´León, y que finalmente, por desacuerdos con su sello
discográfico, grabó él mismo, nos plantea inclusión:
“Con mis hermanos gaiteros
yo también quiero cantar
el golpe más popular
más alegre y más pascuero
cantarte una gaita quiero
Virgen de Chiquinquirá”.
(Borjas, 1988)
Los zulianos le hemos cantado a la Chinita desde el singular voceo
marabino, empleando con pundonor nuestra variante dialectal, que ha sido
vehículo ideal para serenatearla, poetizarla y hablarle en oración:
“Patrona maracaibera
que con nosotros estáis
y que a tu pueblo le dais
un entusiasmo divino;
te pido por el destino
de la hermosa juventud.”
(Virgen Guaquera, 1986)
Esa gaita, “Virgen gauquera” es del año 1986, su letra le pertenece a
Heriberto Molina Vílchez y la música a Sundín Galué. La grabó Guaco con
la colaboración de los artistas en boga del sello Sonográfica: Ilan
Chester, Evio Di Marzo, Yordano, Franco de Vita, Colina, Alberto
Schllesinger y Francisco Pacheco. Su primer verso dice:
“En los toques por doquiera
a nosotros te sumáis
siempre nos acompañáis
sois una China guaquera”.
(Molina y Galué, 1986)
El vocablo “agnostos” en griego significa “lo desconocido”. Los
agnósticos no creen en Dios porque no consiguen razones científicas que
prueben su existencia. Los amigos agnósticos en esta región, reconocen
que “La bajada de la Virgen” es un acto que está dentro del ideario
popular. A la vez, es una bella manifestación cultural-musical. Y aunque
para ellos, siga sin tener explicación científica esa masiva expresión
piadosa, de igual forma, no consiguen explicar los hechos divinos que se
le asocian a la patrona del pueblo; la consideran parte del sentir
zuliano. Quizá sea lo más cognoscible del universo católico, el sentido
maternal que ella encierra. Para ellos es preferible ver “La Bajada de
la Virgen”, a ser espectador de los eventos banales y vacuos que
realizan los canales comerciales de cobertura nacional, durante los
fastos de Feria.
El compositor más importante de la zulianidad, Rafael Rincón González, describe así “La Bajada de la Virgen”:
“Cuando bajaba la Virgen
el cielo viene con ella.
Ya van a prender los fuegos
la placita está repleta
truenos en las quince letras
y también cucaracheros”.
(Rincón González, 2008)
Según el filósofo André Comte-Sponville (2003): “La fe se refiere al
porvenir, es una utopía metafísica, una esperanza que se ha de
transformar en verdad para cada creyente. Es la esperanza de que algo
benévolo va a suceder o se va a revelar”. El Padre Vílchez, experto en
los misterios de la dimensión mariológica, y erudito del culto a María
madre, afirmaba: “Un sentimiento maternal envuelve al mundo, es el amor
que genera la madre celestial”. María es co-redentora con Jesús, porque
comparten la misión salvífica. En nuestras costas, esa madre tiene “la
tez tostada por el sol” y su nombre es de raigambre indígena:
Chiquinquirá. Así lo han aprendido nuestros jóvenes que la ofrendan,
así lo ha cantado el bardo:
Yo vi a un joven muy inquieto
cuando la Virgen pasaba
que la gorra se quitaba
en señal de gran respeto.
Lo aplaudí y acepté el reto
y al aire lancé sincero
mi fe, mi verso, el sombrero
y todo mi amor completo”.
(Gil, 2010)
En Colombia, la Virgen Chiquinquirá también tiene miles de devotos,
en su templo es venerada por el pueblo del departamento de Boyacá y por
millares de turistas y peregrinos. En Perú, tiene devotos en la antigua
ciudad incaica Caraz, ubicada cerca de la costa pacífica. En algún
momento el pueblo zuliano, junto al boyacense y el caracino, deben
realizar una gran celebración sudamericana en su honor, que la revista
como la soberana mediadora de todas las gracias en estas tierras.
Escrito: León Magno Montiel – @leonmagnom – leonmagnom@gmail.com
Cortesia de El Escaparate
Renato Aguirre y sus misterios gratos. Editado por Leon Magno Montiel. Cortesia de El Escaparate
Cortesia de El Escaparte
Renato Aguirre y sus misterios gratos
Cuando Renato Aguirre recibió la terrible noticia de la muerte de su hermano Ricardo, al amanecer del 8 de noviembre de 1969, estaba a cuatro días de cumplir 23 años. Renato había acompañado durante sus siete años de carrera profesional a su hermano cantor, primero en los Cardenales (a secas), luego en Cardenales del Éxito, en los años 1967 y 1968 en el Conjunto Saladillo, los gaiteros del pueblo. Ricardo era su hermano mayor, su ídolo, el cuarto vástago de la familia de siete varones. Esa noticia tan devastadora, recibida cuando apenas salía de la adolescencia, lo marcó para toda su vida, lo encerró en una eterna bruma de nostalgia y lo comprometió a llevar por los escenarios del mundo el cuatro de su finado prójimo y compañero, el mismo que le dejó una madrugada debajo de su ventana:Sus nombres Renato Alonso, significan; el renacido preparado para la lucha. Su signo es escorpio, que le da la creatividad y la pasión. Nació el 12 de noviembre de 1946, como el sexto hijo de Luis Ángel en Ida Cira González. Fue bautizado católico. Su extensa familia siempre tuvo la música como prioridad, es una cofradía de buenos ejecutantes del cuatro y talentosos cantantes, dotados de una afinación innata y voces abaritonadas.“La luz nace en la mañana
Interrumpe en mí el ensueño
la voz, creo que fue un sueño
pero hay un misterio grato:
dejó olvidado su cuatro
debajo de mi ventana”
(Aguirre, 1980)
Su carrera artística comenzó cuando su hermano Ricardo le pidió le hiciera una suplencia en Los Cardenales, que llamaban para la época “Los Cardenales de Aguirre”. Fue para una actuación en Cabimas, en la inauguración de una sucursal de la tienda “Calzados Ciros: a sus pies”. Así, a los 16 años de edad, comenzó la intensa carrera, donde supo construir un liderazgo desde las bases, como cuatrista, compositor y director musical de importantes agrupaciones.
Su inmensa producción como compositor comenzó en la década de los 60. En 1966 le colocó la música al clásico “Reina Morena” con la poesía de Jairo Gil. Su primer gran impacto en el ambiente gaitero, lo dio con su tema “Aleluya” grabado por Ricardo Aguirre con Cardenales del Éxito en 1971:
Era el tema obligado en las actuaciones de esos renovados Cardenales del Éxito, dirigidos por Pedro Suárez, con cantantes veinteañeros, de gran talento y carisma: Astolfo Romero, Daniel Alvarado, Danelo Badell, Ender Fuenmayor y su intérprete más leal Ricardo Cepeda:“Aleluya a la gaita quiero
Aleluya a la gaita adoro
Aleluya porque es el tesoro
Aleluya del maracaibero”.
Le siguieron éxitos como “El Bambuco” en el año 1975, fue la primera gaita romántica, de nuevo tenía éxito la dupla de compositor-intérprete Aguirre-Cepeda:“Todo aquel que sea gaitero
un aleluya recibe,
si se muere se revive
con este golpe pascuero”.
Se agigantaba su prestigio como excelente cuatrista y genial compositor. Su personalidad la marcaba su humor inteligente, mordaz. El misticismo que envuelve sus actos, su ceremonia creativa.“Un bambuco y una serenata
le dieron vida a un amor
un mozuelo cantaba a una flor
que más tarde sería mi madre,
le cantaba mi futuro padre
lleno de inmenso fervor”.
Él, en una entrevista en la radio, me relató que para componer buscaba la madrugada, su silencio y la pasión serena que de ella se desprende, el momento del conticinio.
Solo con su cuatro y su libreta, Renato crea una atmósfera que lo conecta con lo celeste, con lo espiritual, y comienza a crear versos y melodías inusitadas, poco convencionales. Es como si creara un pequeño cielo a su alrededor, una pequeña bóveda celeste donde manan sus musas.
Renato Alonso Aguirre González, apellidos con alto significado: Aguirre es de origen vasco, refiere: “lugar en lo alto”. González es un patronímico muy extendido en España, deriva de Gonzalo. Llamado el poeta diamantino, cree: que el universo es perfecto, su energía que lo alcanza todo. Piensa que hay una conexión planetaria infinita, una luz líquida que fecunda y da vida. Su interés como creador va desde la alegría de una parranda como “Palomita negra” o “Caimare Chico” con ritmo violento y letras llenas de humor, hasta los temas dedicados a la Virgen y sus misterios divinos. También ha realizado gaitas-crónicas, como “Aquellos lejanos días” que grabasen Los Compadres del Éxito, donde relata el comienzo de la explotación petrolera en 1922, con el reventón del pozo El Barroso en Cabimas, hasta entonces, era una aldea de pescadores:
En ocasión de celebrar sus 50 años de fundados, en la temporada 2010, Los Compadres del Éxito le confirieron el honor a Renato Alonso de ser el compositor de su tema aniversario. Él les entregó una hermosa obra musical, que relata sus inicios en el decenio de 1960, cuando grabaron de la mano del maestro Rafael Rincón:“El Zulia perdió la razón
cuando hubo el reventón
de petróleo en el Barroso.
Y el pueblo gozoso
miró con asombro el pozo
que enriqueció a la nación”.
Ante la prematura muerte de Ricardo Aguirre, cuando apenas tenía 30 años de edad, y su ausencia inesperada, Renato debió asumir el liderazgo de la principal familia gaitera del país. Sus hijos, los hijos de Rixio, Albes, y del propio Ricardo, lo reconocieron como el jefe que los nucleaba a su alrededor. Por ello fue director de la agrupación que concentró a los talentosos primos, La Dinastía Aguirre, creada con el patrocinio del industrial zuliano Antonio Moschella. Después creó y dirigió La Grey Zuliana junto a su hijo Ricardo, el poli-instrumentista que lo ha acompañado en todas sus grabaciones desde los años 90. Con La Grey Zuliana realizó un hermoso homenaje a Rafael Rincón González, con el tema “Zulianidad frondosa”:“Mil novecientos sesenta,
tan lindas noches pascueras
la familia petrolera
de Bachaquero fomenta
esa navidad contenta
haría un grupo inolvidable
que serían Los Compadres
del éxito que proyectan”.
Su estatura artística indiscutible, su heredad gaitera, lo llevó a presidir la fundación de la gaita, institución que lleva el nombre de su hermano Ricardo Aguirre; encargada de promover la gaita en las escuelas del Zulia y atender a los gaiteros de las distintas generaciones, asistirlos, acompañarlos, con el respaldo de la Gobernación del Estado Zulia. Estuvo allí al frente desde el año 2003 hasta el 2012; sin duda que su gestión gerencial, la ciudadanía en general la calificó como exitosa.“Maracaibo dichosa
de añeja cofradía
te rezo al mediodía
tibia, lozana y piadosa.
Que en horas primorosas
regalas fantasías
a novios que esos días
paseaban en carrozas.
Ésta es la cuna hermosa
hogar y bendición
de Rafael Rincón;
zulianidad frondosa.”
La agrupación A lo Zuliano, dirigida por el cronista Héctor Raúl Vega, cuya base de operaciones está en Ciudad Ojeda, realizó una súper producción en homenaje a la obra musical renato-aguirreña. Para ello versionó sus mejores gaitas, donde participaron Neguito Borjas, Ronald Borjas, sus bellas hijas Rena y Daniela, su nieto-sobrino Ronald Aguirre Romero, cantando de forma impecable, con su marcado acento mexicano. También participó Rafael Pollo Brito y los acompañaron una valiosa pléyade de músicos consagrados, de alto nivel profesional. Uno de los temas que conmueve es “Cordón de plata” dedicado al eterno lampo del Catatumbo, donde lo llama “emisario del alma sideral”:
En el año 1988 conoció al tenor Alfredo Sadel, un año antes de su muerte, contaba con una vastísima fama en Europa y América. Sadel le confesó que lo admiraba por sus composiciones. Para él, Renato compuso el tema “Catatumbo templo del sol” y lo grabó en los estudios de Sonofuturo con el respaldo de la agrupación La Universidad de la Gaita:“Relámpago;
fulgente símbolo de la inmortalidad
cordón de plata
que une a la zulianidad
con ese gran misterio
en tal inmensidad”.
El poeta Aguirre González ha sabido navegar en las aguas de la creación melódica, ha sorteado los demonios que atormentan a un compositor. Sabe que su cuatro es como un peñero que boga sobre las aguas profundas del arte, sobre la superficie de insondables misterios y peligros. Y sobre su cabeza, siempre protegida con una gorra beisbolera, está la panza gris del cielo, que le ha regalado por igual bendiciones y tempestades. En ese navegar ha mantenido un Norte de elevación espiritual, ha sido el autor de las gaitas profundas a la Virgen, la ha rodeado con pétalos de aurora, no ha cejado en su búsqueda mística, con frutos tan hermosos como “Sagrada dama del Salladillo” y “Oración de piedra”.“Allí donde Dios se posa
desde el principio del mundo
nace el sol del Catatumbo
y se siembra el universo
es el océano excelso
de la gloria misteriosa”
En el punto Este de su brújula, él fija el amanecer, el comienzo de la historia, allí están sus gaitas épicas, como “El guerrero peregrino”, “Vigencia de un perfil”, “Fascinante Venezuela”, “100 años LUZ”:
En el Sur profundo están sus raíces, las estampas antañonas, la evocación de sus ancestros. El Sur, es el punto cardinal de su creatividad donde están los temas costumbristas: “Aleluya”, “La negra Juana”, “La palangana”, “Cuero y madera”, “Negrita faramallera”. En el Oeste ubica lo sombrío, el amor de cómplices, el acoplamiento carnal, el final festivo del día. En ese punto cardinal de su obra están los temas “Amor Prohibido”, “Parranda con amor” y “Acaríciame”:“Aquel ígneo personaje
que cabalga en nuestra historia
ciñe corona de gloria
azul patrio a su linaje”
Su tránsito por las agrupaciones gaiteras comenzó con el quite que le hizo a su hermano Ricardo en Los Cardenales. Desde la década de los 70 ha pertenecido a La Universidad de la gaita, VHG donde grabó en 1989 “La historia de la grey”. Fue director fundacional de La Dinastía Aguirre, luego de La Grey Zuliana junto a su hijo Ricardo “el pelón” Aguirre. Formó parte de Los Colosales junto a su intérprete predilecto y hermano astral Ricardo Cepeda. Y es miembro fundador de Los Chiquinquireños, la agrupación que se reúne para ofrendar a la patrona maracaibera en sus fiestas. Para ese conjunto, compuso los dos temas más imponentes que se hayan realizado en el culto mariano chiquinquireño en las últimas décadas: “Monumento de Chiquinquirá” del año 2003 y “La elegida” en el 2009:“Ella despertó enseguida
la lama de la pasión
que estuvo en mi corazón
por mucho tiempo dormida”
(Aguirre, 1991)
Astolfo Romero, uno de sus más afectuosos compañeros de vida, escribió en su honor una parranda que tituló “Renato candela” donde lo describe en su lado bohemio, parrandero, hombre lleno de humor e ingenio:“Todo era humilde y precario
pero en el ambiente espeso
flotaban mansos los rezos
de aquellas almas de a diario.
colgaba un viejo rosario
en la pared de aquel nido
y álbum descolorido con aromas de presagio
y en lo alto un crucifijo
con el primer legionario”.
(Aguirre, 2009)
Con varios centenares de obras en su cofre particular, con un perfil de líder y aureolado por el fuego de la inspiración, Renato celebra su vida. Superó una complicada operación a corazón abierto, que le realizaron en el centro cardiológico IECTAS, intervención quirúrgica que se prolongó por ocho agónicas horas. Ahora pasó la hoja de ese percance y se siente rejuvenecido, comparte sus atardeceres con sus nietos, sus hijas y su esposa Arita. En las madrugadas, entra a hurtadillas a su terraza a componer, para seguir sondeando el reino de secretos marianos, los misterios del amor y la gloria de antiguos próceres. Crea sus gaitas desde ese pequeño cielo, donde solamente él se orienta, con la luz de su musa prodigiosa.“Cuando sale a parrandear
siempre un cuatro lo acompaña
dale Renato, Renato candela
pero es que él tiene esa maña
y no se le va quitar”.
(Romero, 1978)
Cortesia de El Escaparte
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