Luis María Frómeta Pereira (Santo
Domingo, República Dominicana, 15 de noviembre de 1915
- Caracas, Venezuela, 5 de mayo de 1988) fue un compositor y director de
orquesta dominicano.
El majestuoso
escenario del Teatro Teresa Carreño albergó el último aliento del
Director de la Orquesta más popular de Venezuela.
En
el marco del homenaje que por sus cincuenta años de vida artística en
Venezuela le brindaría la Gobernación de Caracas, ciudad a la que tantas
composiciones dedicó en su trayectoria musical.
El
maestro Luís María “Billo” Frómeta Pereira cumplía su sueño de dirigir
la Orquesta Sinfónica de Venezuela, rodeado de sus amigos y compañeros
de la música. El día 27 de abril en la víspera del homenaje, al
finalizar la ejecución de la pieza “Un cubano en Caracas” los músicos de
la orquesta, puestos de pie lo ovacionaron profundamente, provocando en
el maestro una emoción de tal naturaleza y magnitud que este no pudo
soportar, causándole un colapso que lo desplomó a los pies de la
orquesta, frente a sus estupefactos compañeros artistas. Por desgracia
no se recuperó de su inconsciencia y falleció el 5 de mayo de 1988.
El
maestro Billo nació el 15 de noviembre de 1915 en San Francisco de
Macoris, provincia de República Dominicana, hijo del abogado José María
Frómeta y doña Olimpia Pereira de Frómeta, sus padres esperaban que
Billo fuese el médico de la familia.
Desde
su formación en la escuela primaria, la música fue fundamental en su
vida, recibió sus primeras lecciones de teoría y solfeo, armonía y
composición, saxofón y clarinete de grandes maestros dominicanos como
Sixto Brea y Rafael Pimentel.
El
joven músico concluyó la secundaria a la par de su formación musical,
movido por los deseos de su padre de contar con un médico en la familia,
en 1933 inició estudios de medicina en la Universidad de Santo Domingo
y para mantenerse imparte clases de guitarra a domicilio. Durante
este lapso junto al músico Freddy Coronado, conformaron el “Conjunto Tropical”,
en un formato de música bailable que trabajaba regularmente en la
estación radial HIN. Más adelante, Billo se une a Simón Damirón, su
hermano Fernando Frómeta, Ernesto “Negrito” Chapusseaux y Coronado, para
fundar una orquesta de baile a la que llaman: “Santo Domingo Jazz Band”, con
Damirón como director. Con esta orquesta comienza la búsqueda de su
propio estilo musical, Al comenzar su tercer año de estudios, ingresó
al hospital militar, donde estuvo hasta que fue obligado a usar el
uniforme de guardia; a esto se negó, -tal vez por aversión al régimen
militar-y por ello fue expulsado de la Academia de Medicina.
El Flechazo en Caracas
Llegó
a Venezuela el 31 de diciembre de 1937, para tocar en un famoso local
de baile en Caracas, algunos problemas legales en los contratos
alargaron la permanencia de la agrupación de Billo en Caracas, lo cual
despertó en Billo el embrujo por la ciudad capital.
En
1938, la película de cine venezolano Taboga lo inmortaliza con la
interpretación del tema del mismo nombre cantado por Ernesto
Chapusseaux Igualmente, realiza sus primeras grabaciones a través de un
contrato con la discográfica RCA Víctor
En la década de los 40s, Billo reagrupa su orquesta y le cambia el nombre a Billo’s Caracas Boys,
nombre colocado en honor a la ciudad que lo acogería hasta el final de
sus días. Muchísimos músicos y cantantes pasaron por esta orquesta,
destacando entre ellos el cubano Manolo Monterrey y los venezolanos Rafa
Galindo, Miguel Briceño y Víctor Pérez. También acompañó a vocalistas
solistas, de la estatura del tenor Alfredo Sadel.
En
1955, se convierte en uno de los fundadores de la Sociedad de Autores y
Compositores de Venezuela, junto a Luís Alfonzo Larraín y Manolo
Monterrey.
En 1956, enfrenta una
demanda respecto a su primer matrimonio, no disuelto formalmente, y es
condenado a pasar cien días en prisión hasta febrero de 1957.
El
año de 1957 significó para Billo una serie de tropiezos serios para la
trayectoria del maestro, puesto que perdió el apoyo de los
patrocinantes de su programa radial “A Gozar Muchachos”, lo
cual marcó la disolución de su orquesta y el final de su contrato
radial. Es posible que en esto haya influido la serie de ataques y
críticas negativas que comenzó a recibir, quizá desatados por la envidia
ante los éxitos que cosechaba, teniendo que enfrentar demandas y hasta
un veto por parte de la Asociación Musical del Distrito Federal y el
Estado Miranda, que le prohibió actuar de por vida en Venezuela.
En
1958 sin su banda y sin empleo, se hace amigo del joven músico y
director de orquesta, Renato Capriles, quien le solicita arreglos y
canciones para el primer álbum de su orquesta Los Melódicos. Billo Frómeta entonces compone varios temas para la nueva orquesta.
La época de oro de Billo´s Caracas Boys
En
1960 le levantan el veto que sobre él pesaba por parte de la Asociación
Musical, que la opinión pública vió como injusta excesiva y personal.
Inmediatamente, comenzó a reunificar su orquesta y a buscar nuevos
cantantes en la ciudad de Maracaibo. De aquí exportó al inolvidable
José “Cheo” García y al “Bolerista de América” Felipe Pírela.
Quienes se unieron al legendario Memo Morales. Esta etapa se conoció
como la época romántica de la orquesta, se popularizaron los mosaicos
que eran unos “ligaditos” de canciones variadas condensadas en sesiones
musicales de aproximadamente 7 minutos. También hay que decir que los
ritmos incluidos eran de acuerdo al estilo del cantante. Los primeros
Mosaicos empezaban con un bolero, seguido por un son, otro bolero, y
terminaban en guarachas, algunos en merengue y otros con congas.
Posteriormente se incorpora José Luís Rodríguez “El Puma”, quién luego
de su tránsito por la orquesta se lanza como solista igual que Felipe
Pirela, llegando ambos a proyectarse como grandes ídolos románticos de
América.
El repertorio de Billo es
tan rico que se contabilizan 56 mosaicos producidos a lo largo de cinco
décadas. Las canciones que forman parte de los mosaicos todas fueron
éxitos y narran el estilo de vida, el aire y la esencia de toda una
época; temas como “Dímelo” (del folklore dominicano) , “Caminito de
Guarenas”, “Que me La den entera” , “La Burrita de Petare” , “Caracas
Siempre Caracas” , “Luna Caraqueña”, “Los Cadetes” , “Epa Isidoro”, ”Si
yo tuviera una novia” y “El Brujo” . Fueron arquetipos musicales cuyas
letras capturaron las vivencias, el ánimo y el alma de nuestro país. El
maestro en sus letras finamente describía el tono político, social,
económico y cultural de las masas. Todas las clases sociales de los 40,
50, 60,70 y 80 bailaron, se enamoraron, se casaron, celebraron, rieron y
lloraron con Billo.
El Legado de Billo
Con
la muerte de Billo se cerró una página importante en la historia
musical venezolana, su orquesta animó el espíritu nacional, su música
enseñó a los venezolanos a amar a su país. Con su inigualable don
musical el maestro componía con extraordinaria facilidad cada una de sus
canciones. Además era observador estudioso de la idiosincrasia popular,
la que siempre supo captar genuinamente y traducir al pentagrama con
sencillez, fue el cronista musical de Caracas ciudad a la que amó hasta
su último aliento.
El Maestro Billo
ocupa un lugar de privilegio en el mundo de la música popular
latinoamericana. Su ausencia de 23 años se siente y hoy nos
preguntamos ¿qué le compondría Billo a la quinta república?
CORTESIA DE NOTICIA AL DIA