Lino Perozo en una de las varias limpiezas a La Chinita. Foto: Cortesía
Tarea nada fácil le toca llevar a cabo este miércoles en la noche a Lino Perozo. Sus manos serán las encargadas de limpiar el sagrado retablo de La Chinita y dejarlo inmaculado para el ferviente reencuentro con su pueblo el próximo sábado 31 de octubre.
Desde el año 2002, Perozo ya venía colaborando con Don Enairo Villasmil en la limpieza de La Chinita y sus joyas junto a Romer Morales Villasmil -nieto de Villasmil-, Ángel Fuentes y Leonardo Lo Lacono.
Recuerda que el 30 de mayo de 2011, luego de la muerte de Villasmil, fue llamado a la limpieza de La Chinita y a su llegada, el párroco de la Basílica, Eleuterio Cuevas, le entregó la brocha con la que el Joyero de la Virgen acostumbraba a limpiar la tablita. Esa pieza, cuenta, la enmarcó luego de esa oportunidad y la conserva, “si bien no es sagrada, tuvo un contacto sagrado”, expresa..
A partir de esa fecha, la limpieza de La Chinita está distribuida de la siguiente manera: Romer Morales Villasmil limpia el Porta Corona, Ángel Fuentes ajusta las piedras y limpia la Corona, Leonardo Lo Lacono limpia el Relicario y Lino Perozo Vílchez tiene el honor y responsabilidad de velar por el retablo sagrado.
Perozo comentó que está tratando de limpiar lo menos posible la imagen para asegurar su durabilidad.
A lo largo del año los accesorios de La Chinita son higienizados generalmente en cuatro oportunidades, siendo la primera el 30 de mayo. Después le siguen una previa a su bajada y posteriormente dos en noviembre, una antes de su día y otra antes de su subida al nicho. El retablo no siempre se limpia las cuatro veces.
En la primera operación, refiere el también Servidor de María desde hace 14 años, se determinan qué reparaciones requerirá la imagen y sus piezas en las posteriores.
El tiempo aproximado que el equipo se tarda en ejecutar el mantenimiento de la tablita y sus piezas antes de su bajada era de dos horas, pero debido a que han detectado técnicas que le facilitan el trabajo han logrado bajar los tiempos.
Sentimiento mariano
Cuando está llevando a cabo la honrosa tarea de dejar pulcra la tablita de la Virgen de Chiquinquirà, dice sentir una especie de “éxtasis”, “inclusive llego a perder el sonido, es como si te apagaran el televisor o quedaras sorda de pronto. Yo percibo que hay gente a mi entorno, pero no oigo, me inhibo ahí, primero porque me preocupa mucho que cualquier cosa que yo pueda hacer vaya a dañar esa pieza, pero yo estoy muy consciente de que Chinca ahora está bien cuidada”, expresa al tiempo que exterioriza su preocupación por su sucesor: “Estoy tratando de mentalizar a alguien, que no importa que no tenga la técnica porque esa se la puede uno enseñar, pero que tenga esa devoción, fervor, entendimiento de lo que está haciendo y de lo que eso representa”.
Medidas y materiales sagrados
El relicario es una pieza de plata enchapada en oro, la parte del relicario original, del cuadro hacia arriba, data de 1760, la hizo el orfebre venezolano Jacob Caridad. “Estoy viendo en qué época enchapó, mi hermano mayor él me dice que él de niño y de muchacho se acuerda que eso era de plata, él la vio de plata. Yo no recuerdo exactamente porque cuando uno está niño se fija a veces más en las muchachas que en las cosas que tenía que fijarse”, comenta Perozo.
La corona es de oro, tiene un diámetro de 47 centímetros en la parte más ancha con un alto de 43 desde su base hasta la punta de la cruz y un peso de 10 kilos. Tiene 169 piezas: ochos perlas y variedad de esmeraldas, brillantes, zafiros y amatistas. Asimismo, tiene una pieza que tiene una S echa en oro con piedras muy pequeñas con un diámetro de unos 12 milímetros. “No se qué significa esa S, no sé si es Santísimo, sagrado”, señala Perozo e indica que originalmente era desarmable totalmente, pero ahora lo es solo de forma parcial.
El cetro también es de oro con una medida de 41,50 centímetros y pesa unos 663 gramos. Fue un obsequio por los 25 años de la Coronación de la Virgen Morena otorgado por el Ejecutivo del Estado Zulia y lo impuso el cardenal de la época, José Humberto Cardenal Quintero.
El portacorona es un objeto mixto porque tiene piezas de diferentes metales. Reposa sobre una base triangular con los esquineros chaflaneados, está forrado por una lámina de acero pulida, tiene tres parales de hierro cromado y tiene un aro arriba probablemente de bronce. Esa es una pieza que se restauró en 2009, conservando las bases de hojas de acanto del portacorona y los angelitos que son de plata y pesan cada uno cinco kilos.
El retablo con la imagen de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá tiene un espesor que varía de 5 milímetros a 7 milímetros en su parte central. De alto mide 21,2 centímetros del lado de San Antonio y 20 centímetros del lado de San Andrés por 25,8 centímetros en la parte superior y 25,9 centímetros en la parte inferior. Su peso con todos los detalles que tiene es de 923 gramos.
El religioso comenta que un detalle que le llama la atención es que la rotura que tiene la tablita pasa a la altura del pecho de todas las imágenes, siendo más pronunciada en el niño y luego en la Virgen. Para él, quizás esto signifique el sacrificio de Jesús y el dolor de su madre.
Cuenta la historia, que un año después de su aparición, en 1710, cuando las autoridades civiles y eclesiásticas decidieron trasladarla a la iglesia de la Vice Parroquia (hoy La Catedral de San Pedro y San Pablo), pero al llegar a la esquina de la Calle Venezuela para ir al templo, la Virgen la tablita adquiere un gran peso que impide a los hombres que la trasladaban seguir movilizándola. En medio de la confusión de los feligreses, alguien proponer llevarla a la Ermita de San Juan de Dios, momento en el que la tablita recobra su peso.
La limpieza de las piezas se hace sobre manteles blancos similares a los usados en el alta de la iglesia. Foto: Xiomara Solano
Una oración especial para la limpieza
Perozo indicó que antes de cada proceso de mantenimiento de la reliquia de La Chinita el equipo hace una oración improvisada, pero para mañana ha escrito una especial que a continuación reproducimos:
“Dios Todopoderoso y Eterno, que nos diste a tu unigénito hijo Jesucristo, para que fuera nuestro Salvador, modelo y guía de nuestras vidas, y del mismo modo nos enviaste la Tablita con la imagen de nuestra Señora de Chiquinquirá, Madre y Patrona del Zulia.
Envíanos el Espíritu Santo para que nos ilumines y nos ayude obtener los mayores beneficios en esta limpieza de conservación, para mantener y preservar esta imagen así como sus accesorios, Relicario, Corona, Cetro y Porta Corona, como fiel recordatorio de la entrega de tu Santísima Madre al pie de la Cruz, para que sea Madre Consoladora y guíe a tu pueblo que te bendice, ama, y aclama ante sus necesidades y tribulaciones y nos conduzcas por los caminos de tu eterna salvación.
Te ofrendamos esta labor, por nuestras autoridades eclesiásticas el Papa, Arzobispo, Párroco, Vicarios Cooperadores, ministros, acólitos, personal y voluntariado que labora en esta Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá y San Juan de Dios, cofradías y Sociedades Parroquiales, Cuerpos de Seguridad que custodian este recinto, por el descanso del Joyero “Don Enairo Villasmil, por los benefactores de las obras sociales de la Iglesia, por todos los fieles difuntos para que gocen de tu presencia, por todos los que amar y sirven para mayor gloria de Dios, te lo pedimos Señor, Amén.
ORACIÓN DE DESPEDIDAD:
Dios Todo Poderoso nos proteja, la Sangre de Cristo nos guarde el Espíritu Santo nos ilumine y la Virgen de Chiquinquirá nos cubra con su Manto, te lo pedimos Señor, Amén”.
Sucesores de Don Enairo Villasmil (2011)
Reverso de la Reliquia Chiquimquirá
Vista posterior de la Reliquia
CORTESIA DE NOTICIA AL DIA
Nota: Beatriz Suárez
Fotos: Xiomara Solano/Cortesía Lino Perozo