martes, 24 de septiembre de 2013

Una clase magistral de gaita. Escrito por: Jonathan Nuñez

Transcurría octubre y el alegre sonido de nuestra gaita zuliana se multiplicaba con el correr de los días, sonando en cada rincón de nuestra hermosa ciudad marabina, en medio del apogeo de este ritmo musical locutores del programa "Guarachando", transmitido por la estación radial "Sabor 106", organizaron lo que ellos denominaron la "Gala Gaitera". Dicho espectáculo contaría con la participación de cantantes como Argenis Carruyo, Danelo Badell y Luis Escaray, entre otros.   En las primeras de cambio ver cantar a Luis Escaray no me generaba mucho entusiasmo, o por lo menos en un primer momento no fue esa mi motivación principal, yo lo que quería escuchar era gaita de la buena. 

Pensé que después de deleitarme oyendo las poderosas voces de Argenis Carruyo y Danelo Badell, ya no podía esperar más nada en una velada que resumiría en una sola palabra: perfecta, pero para mi sorpresa cuando aquel gaitero llamado Luis Escaray, de 1,82 metros de alto, calculo yo; corpulento, trajeado con chaqueta y pantalón de vestir negros, que lo hacían lucir sencillo pero elegante, entendí lo equivocado que estaba, porque cuando él cantó su primer éxito supe que lo mejor de la noche había comenzado.  Arrancó con su sencillo promocional de esa temporada denominado "Dejala que Agarre el Golpe", con el cual hizo levantar, corear y bailar a todo el público asistente. A Escaray le sobraba esa jocosidad y picardía que nos caracteriza a los zulianos, por lo que acompañaba sus canciones con divertidas narraciones sobre las vivencias de las que estas piezas musicales le habían permitido gozar a lo largo de su carrera. 

Interpretó gaitas como "90,60,90", "La voy a tocar a Pié" y "Consciencia", que para su época fueron las preferidas de la gente, por lo que se volvieron clásicos de todos los tiempos. Recuerdo con claridad que mientras cantaba reflexionó diciendo lo siguiente: "No es que yo no pueda oír el Vallenato, es que a mí no me gusta el Vallenato y punto; a mí lo que me gusta es la Gaita", lo que manifestó en aquel momento fue tan severo como cierto, y denotaba su entreñable amor por este género musical.

 Entre tema, anécdota y tema el tiempo pasó y su voz se escuchaba con la misma fuerza que al comienzo de su turno. A ése ritmo y ya para despedirse cantó "La Chupa Chupa", gaita del año de la temporada 2007, la cuál generó una gran polémica en el entorno gaitero, ya que muchos conocedores del género no estuvieron de acuerdo en que fuese merecedora de tal galardón.  En esa oportunidad, Escaray la defendió interpretándola usando toda la potencia de sus cuerdas vocales, tanto, que hasta a mí que había sido uno de sus detractores me permitió entender porqué se había coronado como la mejor gaita del año. Yo comprendí que no había sido el tema como tal lo que cautivó a los marabinos, sino la pasión y la originalidad con la que él la cantaba.  

 Si alguien hizo que yo desestimara mis propios juicios de valor sobre la calidad que puede tener o no una gaita, ése sin duda fue Luis Escaray, razón por la que a dos años de tu partida te escribo esta modesta nota, para agradecerte por esa clase magistral que me diste aquella noche, en la que entendí que una gaita no solo es buena por su letra, sino por el amor con que se canta.

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