Transcurría octubre y el alegre
sonido de nuestra gaita zuliana se multiplicaba con el correr de los
días, sonando en cada rincón de nuestra hermosa ciudad marabina, en
medio del apogeo de este ritmo musical locutores del programa
"Guarachando", transmitido por la estación radial "Sabor 106",
organizaron lo que ellos denominaron la "Gala Gaitera". Dicho
espectáculo contaría con la participación de cantantes como Argenis
Carruyo, Danelo Badell y Luis Escaray, entre otros. En las primeras de
cambio ver cantar a Luis Escaray no me generaba mucho entusiasmo, o por
lo menos en un primer momento no fue esa mi motivación principal, yo lo
que quería escuchar era gaita de la buena.
Pensé que después de
deleitarme oyendo las poderosas voces de Argenis Carruyo y Danelo
Badell, ya no podía esperar más nada en una velada que resumiría en una
sola palabra: perfecta, pero para mi sorpresa cuando aquel gaitero
llamado Luis Escaray, de 1,82 metros de alto, calculo yo; corpulento,
trajeado con chaqueta y pantalón de vestir negros, que lo hacían lucir
sencillo pero elegante, entendí lo equivocado que estaba, porque
cuando él cantó su primer éxito supe que lo mejor de la noche había
comenzado. Arrancó con su sencillo promocional de esa temporada
denominado "Dejala que Agarre el Golpe", con el cual hizo levantar,
corear y bailar a todo el público asistente. A Escaray le sobraba esa
jocosidad y picardía que nos caracteriza a los zulianos, por lo que
acompañaba sus canciones con divertidas narraciones sobre las vivencias
de las que estas piezas musicales le habían permitido gozar a lo largo
de su carrera.
Interpretó gaitas como "90,60,90", "La voy a tocar a Pié" y "Consciencia", que para su época fueron las preferidas de la gente, por lo que se volvieron clásicos de todos los tiempos. Recuerdo con claridad que mientras cantaba reflexionó diciendo lo siguiente: "No es que yo no pueda oír el Vallenato, es que a mí no me gusta el Vallenato y punto; a mí lo que me gusta es la Gaita", lo que manifestó en aquel momento fue tan severo como cierto, y denotaba su entreñable amor por este género musical.
Interpretó gaitas como "90,60,90", "La voy a tocar a Pié" y "Consciencia", que para su época fueron las preferidas de la gente, por lo que se volvieron clásicos de todos los tiempos. Recuerdo con claridad que mientras cantaba reflexionó diciendo lo siguiente: "No es que yo no pueda oír el Vallenato, es que a mí no me gusta el Vallenato y punto; a mí lo que me gusta es la Gaita", lo que manifestó en aquel momento fue tan severo como cierto, y denotaba su entreñable amor por este género musical.
Entre tema, anécdota y tema el tiempo pasó
y su voz se escuchaba con la misma fuerza que al comienzo de su turno. A
ése ritmo y ya para despedirse cantó "La Chupa Chupa", gaita del año de
la temporada 2007, la cuál generó una gran polémica en el entorno
gaitero, ya que muchos conocedores del género no estuvieron de acuerdo
en que fuese merecedora de tal galardón. En esa oportunidad, Escaray la
defendió interpretándola usando toda la potencia de sus cuerdas
vocales, tanto, que hasta a mí que había sido uno de sus detractores me
permitió entender porqué se había coronado como la mejor gaita del año.
Yo comprendí que no había sido el tema como tal lo que cautivó a los
marabinos, sino la pasión y la originalidad con la que él la cantaba.
Si alguien hizo que yo desestimara mis propios juicios de valor sobre la
calidad que puede tener o no una gaita, ése sin duda fue Luis Escaray,
razón por la que a dos años de tu partida te escribo esta modesta nota,
para agradecerte por esa clase magistral que me diste aquella noche, en
la que entendí que una gaita no solo es buena por su letra, sino por el
amor con que se canta.
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