Somos la representación de aquellos gaiteros no pertenecientes a grupos, los que vemos la gaita desde abajo de las tarimas, la escuchamos en la radio, la vemos por TV, pero la amamos y adoramos como a nada en la vida...
lunes, 30 de septiembre de 2013
Guaco: nominado al Gramófono Latino. Por León Magno Montiel. Cortesia de Noticia al dia
Cortesia de Noticia al dia
Cuando
Emile Berliner creó el gramófono en 1888, estableció “un antes y
después” en la historia de la música, puesto que hasta entonces era casi
nula la difusión de las obras musicales. Sólo era posible oírlas cuando
las ejecutaban en vivo en los teatros, en los grandes salones o plazas,
tal era el caso de las retretas. Se reproducían las partituras que
llegaban con años de retraso de puertos distantes. El gramófono se
comercializó, evolucionando rápidamente, se hizo más portátil, con mayor
fidelidad al sonido original de la obra. Hizo que llegaran las
producciones musicales a muchos los hogares. En 1923, gracias a la
invención de Guillermo Marconi, con base en las investigaciones de Popov
y Tesla, el gramófono sonó a través de la radio, haciendo masiva la
difusión de las obras musicales editadas en discos de vinilo, con surcos
en sus dos caras.
La palabra gramófono fue la elegida para crear en 1959 para designar a los premios de la industria discográfica norteamericana. Acción que tenía la misión de convertirse en el mayor reconocimiento, y a la vez impulso, de la producción musical americana. Desde el año 2.000 la Academia Nacional de las Artes y Ciencias de la Grabación se amplió incluyendo la gala del Grammy Latino, para darle cabida a la amplia e influyente producción musical latinoamericana. La primera entrega se realizó en el Staples Center de Los Ángeles con figuras de la talla de Ibrahim Ferrer, Chucho Valdés y el gran homenajeado, el productor cubano Emilio Estefan.
Este 2013, luego de 51 años de existencia, Guaco ha recibido su primera nominación al Premio Grammy Latino en dos categorías: álbum del año y álbum contemporáneo tropical, por su celebrada producción “Escultura”. La nominación la comparte con cuatro artistas zulianos: Ricardo Montaner por su álbum “viajero frecuente” en la categoría vocal pop contemporáneo, los muchachos de Vocal Song con su “Amarle” en la misma categoría. Tecupae por su producción “Suerte” en categoría fusión tropical, y los nominados zulianos Huáscar Barradas por su álbum “Dos mundos” junto al pianista Leopoldo Betancourt en la categoría instrumental.
A Guaco le costó cinco décadas lograr que los públicos de América y los músicos de esos mundos entendieran su propuesta musical, porque no es un merengue tradicional, ni es salsa, tampoco es un jazz. Partió de la gaita, se unió a la gaita tambora, al chimbangle del sur del lago. Adoptó armonías del jazz, la percusión afrocubana y así nació esa fusión, amalgama sonora, que llamamos Guaco.
Por ello dejo para ustedes la crónica de las siete etapas evolutivas de Guaco, donde hago un recorrido por el origen y evolución de la banda, que con orgullo, nos identifica en el mundo entero.
GUACO: EN SIETE ETAPAS EVOLUTIVAS
Haré una revisión de las etapas evolutivas que ha tenido hasta el momento Guaco, grupo musical zuliano que ha trascendido en el género tropical-urbano, y que hoy es una referencia mundial, con sólido liderazgo dentro de las bandas venezolanas. Se ha dividido su evolución musical en siete períodos bien diferenciados.
Primera etapa (1962 – 1974) “Conformación”
A comienzos de la década de los 60, un grupo de jóvenes marabinos liderados por Alfonso Aguado comenzaron a reunirse y realizar ensayos para conformar una agrupación gaitera. En su mayoría eran vecinos de la urbanización Sucre en el sector La Limpia de Maracaibo. Tocaban la gaita tradicional y querían competir con los líderes del género en ese momento: Estrellas del Zulia, Rincón Morales, El Saladillo y Cardenales del Éxito. Se hicieron llamar: “Conjunto Estudiantil Los Guacos del Zulia”. El pájaro guaco es nocturno, una especie de lechuza blanca, que al cantar anuncia la muerte según la tradición marabina. Estos jóvenes recurrieron a un símbolo tenebroso para llamar la atención y competir con otro conjunto de la misma vecindad llamado “Los trece pavosos”.
El conjunto gaitero naciente logró grabar en 1964 su primer larga duración, con una modesta carátula en su primer vinilo, que tuvo poca aceptación en el público. Así comenzó la primera etapa del proyecto musical que marcó la historia contemporánea de la música venezolana: Guaco.
Alfonso Aguado “El Pompo” como lo llamaban sus hermanos, el hijo mayor de un destacado agente de seguros que amaba la gaita, Alfonso Aguado Rincón, ejecutaba el furro y tenía dotes de líder. Pronto se rodeó de talentosos gaiteros, que le garantizaron una buena calidad sonora en su incipiente agrupación. Se hizo de los servicios profesionales de Humberto Mamaota Rodríguez, músico caroreño que venía influenciado por la onda nueva de Aldemaro Romero. También de Maritza Morales, José Castillo, Alcides Bonilla, Tino Rodríguez, más tarde, Mario Viloria y Heriberto Molina. Celestino, “Tino” el gran cantante barítono y saxofonista nativo del estado Falcón, Puerto Cumarebo, llegó a Maracaibo luego de formarse en la academia militar del estado Miranda, allí integró la banda marcial. Se hizo célebre con el Súper Combo Los Tropicales dirigido por Pepino Terencio, con cuyos integrantes grabó muchos temas que fueron éxitos nacionales.
Junto a estos líderes que rondaban todos por los treinta años de edad, estaba el adolescente Gustavo Adolfo Aguado León, nacido el 3 de noviembre de 1949, hermano menor de Pompo, quien ya se proyectaba como un excelente solista, pero requería un permiso especial para actuar por ser menor de edad. En 1969 se unió al conjunto Ricardo Hernández, en el rol de charrasquero y cantante, más tarde destacaría como compositor y arreglista. En esta primera etapa, en los años 60, Guaco era un grupo de gaita tradicional, sin ningún elemento electrónico o ajeno a lo típico. En 1.970 el maestro polinstrumentista Nerio Franco entra a la agrupación e introduce nuevas armonías con la guitarra eléctrica, utiliza montunos de la salsa y da un giro a la agrupación, que aún estaba afianzada al ritmo en compás de seis octavos. Comienzan a grabar tamboreras como “Que nadie se mueva”, “Bubú Guaco” y “Qué barbaridad”.
Segunda Etapa (1975 – 1979) ”Experimentación”
Se inicia con la entrada a Guaco de Ricardo Portillo y Simón García, compositores y cantantes que habían triunfado con Los Cardenales del Éxito y con la agrupación de música criolla de Julio Francci Molina. Comenzaba la década de los años 70, ellos gozaban de prestigio en la comunidad musical zuliana, de respeto por su probado talento. Ricardo, además, era un excelente cuatrista y un líder natural, nacido el 16 de octubre de 1944.
Simón Udón García un compositor insigne y humorista que había estado con Los Tigres como figura principal y luego en los “pájaros rojos”, nació en el barrio El Saladillo un 24 de julio de 1942 marcado por su nombre en homenaje a dos genios venezolanos: Simón Bolívar y el poeta Udón Pérez. Junto a estos dos titanes que entraban al conjunto, se mantenía Gustavo Aguado ya más maduro, más seguro como cantante. En esta segunda etapa, el arreglista emblema fue Nerio Franco, un poli-instrumentista que había tocado guitarra con Los Blanco. Franco era un maestro de las cuerdas, introdujo los primeros acordes del bossanova y los montunos cubanos a los temas de la agrupación en ese decenio de los setenta.
Los tres líderes gaiteros: Ricardo, Simón y Gustavo le dieron una imagen carismática al Grupo Guaco, como se denominaban en esos años. Sonaron temas en varias ciudades del país como: María la Bollera, La Clave, Juventud, Venite Pa´ Maracaibo, Noche Sensacional, tema que unos años más tarde grabase Cheo Feliciano acompañado de Papo Lucca para el sello “Vaya Record”.
Los Guaco empezaban a hacerse un nombre nacional y de un fuerte liderazgo local.
Los arreglos musicales los realizó Nerio Franco hasta el año 1975. Para 1976, la responsabilidad recayó en el joven pianista y director de orquesta José Luis García, quien había sido integrante de Los Larkings. A García lo acompañaba en la nueva aventura armónica Carlos Sánchez en el bajo y en la guitarra eléctrica Salvador Baglieri. Años después, José Luis conformó su propia agrupación y la llamó Carángano, con características de charanga cubana, que tuvo un marcado éxito en el occidente del país.
Tercera etapa (1980 – 1984) ”Boom comercial”
El tercer período evolutivo lo marca la entrada del cantante Amílcar Boscán en 1979, un estudiante de la carrera de Derecho en la Universidad del Zulia, que en paralelo a sus estudios gaiteaba con grupos juveniles. Guaco cambiaba su fachada, aunque mantenía en su tren de solistas a Portillo, Simón Udón, Gustavo y Frank Velásquez, se les unía el joven Amílcar; con ese formato permanecen ese año 1979. Al año siguiente, 1980, se produce una importante ruptura, luego de grabar el disco de esa temporada, deciden marcharse Ricardo Portillo, Simón García, José Luis García y Carlos Sánchez el bajista, y se unen a una agrupación naciente llamada La Nueva Generación, donde ponen a sonar varios temas. En ese año 1980, Ricardo Hernández pasa de la percusión a la fila de los solistas junto a Amílcar y Gustavo; así dejaba las congas para cantar sus temas, componer y llevar la batuta de los arreglos del grupo.
Los Guaco ahora estaban renovados, con Amílcar como figura principal, a quien habían captado en una actuación en la Discoteca La Nuez, centro nocturno muy visitado entonces, regentado por el Señor Soñé. Era una emblemática sala nocturna que presentaba los mano-a-mano entre Cardenales del Éxito y Guaco, ubicada en la plaza Indio Mara.
Cambiaba de sonido el Grupo Guaco influenciado por el chimbangle, las tamboreras surlaguenses que tocaba El Gran Coquivacoa, por el swing del septeto Los Blanco y el boom de salsa que lideraba Joe Cuba, el Gran combo de Puerto Rico, las Big Bands de Tito Puente y Tito Rodríguez, hasta la incipiente Fania All Stars. Con esta mixtura musical que fueron creando, el Grupo Guaco revolucionaba el sonido de la época al ejecutar mambos a voces con el saxo alto y la guitarra eléctrica en las manos de Romer Quintero, en temas que no eran gaitas, sino tamboreras guaqueras. Más tarde, cuando trabajaron mejor la armonía y crearon la “pelota rítmica”, que en el argot musical significa el perfecto ensamble rítmico de la tambora, batería, conga, charrasca, timbal; a esta nueva creación musical se le denominó “sonido guaco”.
En esta etapa, al grupo se anexa un talentoso cantante y bajista: Sundín Galué, que había tenido éxito con Santanita -agrupación gaitera polifónica-, al lado de Gladys Vera, Cheo Beceira, Ramón Rosado, José Isea, Perucho Espinoza y Marvin González. Para la época sólo tenía 25 años de edad. Él se encargaría de las gaitas progresistas que aún hacía Guaco y en especial, los temas románticos. Sundín Maquiavelo Galué nació el 5 de noviembre 1956 y murió por una afección cardíaca el 22 febrero 2009.
El “sonido guaco” dio motivos para que los más ortodoxos del género fuesen a las emisoras a condenarlos por propiciar “la muerte de la gaita”. Hasta realizaron foros en la Fonoplatea de Radio Popular 700 AM.
Guaco suena fuerte con los temas de la dupla Boscán-Hernández y logra ganar todos los premios, discos de platino. Comienzan las contrataciones en los lugares más importantes de Venezuela con extensas giras.
En el año 1983 integran al grupo la sección de metales: trompeta, trombón, y enriquecen la percusión con la batería que ejecutaba Federico Pineda. Pasa al timbal Fernando Valladares, y siguen en las tamboras Johnny Flores y Luis Rincón. La charrasca, instrumento que han mantenido hasta esta fecha, era ejecutada por Alexis Moreno “El Muiño”.
Cuarta etapa (1985 – 1988) ”Era de a big-band”
Al marcharse Amílcar Boscán en 1984, luego de haber obtenido su título de abogado en la Universidad del Zulia y comenzar su exitosa carrera como salsero, con el mecenazgo del maestro Willie Colón, entra en su lugar Daniel Somaroó, un caraqueño nacido el 14 de marzo de 1963, que venía de actuar con la Orquesta Jarana. Daniel marcó el comienzo de la cuarta etapa evolutiva. Se puso a las órdenes del compositor líder de la agrupación para ese momento, Ricardo Hernández, quien había terminado sus estudios de solfeo y armonía en el conservatorio José Luis Paz y ese año, 1984, ingresaba a la Universidad Cecilio Acosta para hacer la carrera de música, y perfeccionar su arte de componer y arreglar temas.
Hernández, que fue el compositor del boom comercial de Guaco con temas como: Pastelero, Billetero, Cepillao, A comer, Tú, Maracucha, Movidita; compone el tema Sentimiento Nacional que se convierte en un gran éxito en todo el país. Comienza a aparecer Guaco en todos los eventos importantes de la música popular, ya no sólo en navidad, porque comenzaban los jóvenes del decenio de 1980 a verlos como los creadores de un ritmo único: Guaco, la salsa de Venezuela. Somaroó complementa perfectamente con su voz y rostro juvenil el cuarteto de cantantes que conformó al lado de Gustavo Aguado, Ricardo Hernández y Sundín Galué. En los coros participaba Romer Quintero.
Comienzan las extensas giras nacionales, los primeros viajes al exterior, las ventas bajan un poco, con respecto a las alcanzadas con “Un cigarrito y un café” que fue disco de platino, pero mantiene un buen liderazgo con el apoyo del sello Sonográfica.
En 1988 Ricardo se retira de Guaco por discrepancias irreconciliables con su compadre Gustavo Aguado. Comienza a grabar un álbum como solista, con temas en ritmo de salsa, todos los temas de su autoría, que llama “El sabor del Maestro” con la tutela de El Negro Mendoza, veterano productor disquero de Caracas con muy buenas conexiones en el Caribe.
En esa cuarta etapa los arreglos de Guaco los realizó el destacado pianista Alirio Pérez, con una gran calidad, influenciado por Papo Lucca y los arreglos en La Sonora Ponceña, pero no obtuvo el éxito comercial de Ricardo Hernández. Alirio invita a formar parte de la banda al gran baterista Argenis “Archi” Peña y al bajista Nerio Quintero, perteneciente a la dinastía de rock pionero del grupo Azúcar, Cacao y Leche y destacado con el conjunto gaitero Blanco y Negro. En esta etapa evolutiva se registra la entrada del joven solista Nelson Arrieta en el año 1987, quien venía de ser figura estelar en la orquesta Carángano, y antes, había pertenecido a la agrupación gaitera Birimbao. Nelson, en paralelo a su trabajo como solista, cursaba la carrera de comunicación social en LUZ. Nació el 4 de febrero de 1966 en el sector Fundación Mendoza, rápidamente se colocó en los primeros lugares con los éxitos: “El zapatero”, “Regálame tu amor en primavera”, “Sara”, “Atracción fatal”, “El reportero”, “Todo quedó”.
Quinta etapa (1989 – 2003) “Conquista continental”
Está marcada por la entrada de Luis Fernando Borjas, joven perteneciente a la dinastía Borjas de Cabimas, hijo de Beto Borjas miembro fundacional del Gran Coquivacoa y por tanto sobrino de Neguito el gran cantautor, quien comenzó a colaborar con Guaco desde la tercera etapa. Junto a Luis fernando, comenzó a destacarse como solista y excelente compositor Jorge Luis Chacín, quien en los actuales momentos se maneja desde EEUU con el nombre artístico de Shacín.
Se había despedido en el 1987 Daniel Somaroó para dedicarse a la animación en televisión y la publicidad y surge este nuevo trío de solistas jóvenes al lado del líder vocal e ícono: Gustavo Aguado, que algunos caraqueños llamaban “el gordo guaco”.
Los arreglos musicales de esta etapa los realiza Juan Carlos Salas, excelente trompetista hijo del destacado músico Enrique Salas. Juan Carlos es el actual director musical de la banda, y mantiene una estrecha colaboración con Gustavo Aguado.
En el año 2003 sale Nelson Arrieta por diferencias ideológicas con el líder Aguado, luego de militar por 16 años en la banda, y se dedica por completo a desarrollarse como solista, faceta que había comenzado a cultivar bajo el patrocinio de Ricardo Montaner. Logra grabar con el sello del cantautor argentino-zuliano un álbum que sonó en las emisoras, sin mucho brillo comercial. Comenzó su vida al lado de su grupo Iré y de la Orquesta Masters de Venezuela, dedicada a cultivar la salsa brava, los temas de la salsa clásica.
Sexta Etapa (2004 – 2011) “Madurez musical”
Las composiciones del talentoso Jorge Luis Chacín, quien venía de formarse como cantante y bajista en las orquestas Chékere y Carángano, logran darle otra cara al proyecto Guaco, adaptarlo al sonido que se acercaba al siglo XXI, haciendo una lectura de avanzada de los nuevos tiempos. Sus letras cargadas de poesía, con melodías casi de trova, remozaron el proyecto y le dieron los primeros lugares en el record report de Venezuela.
En esta etapa de madurez musical, la imagen del grupo Guaco la encarnan tres solistas: Ronald Borjas, el cantante cabimense con parentezco con los Borjas del Gran Coquivacoa. Luis Fernando Borjas y el líder Gustavo Aguado León.
El nuevo Guaco logra consolidar un liderazgo nacional, expande sus límites a La Florida, EEUU y parte de Europa. Coloca en los primeros lugares temas como: “El confesor”, “Como es tan bella”, “Cómo será”, “Un detalle en falso”, “No la juzgue”, “La turbulencia”, “Sabe a Venezuela”, “Si fuera tú, bailo conmigo”, “Lo eres todo”.
Para acariciar las reminiscencias y consentir a los guaqueros raigales, graban en el año 1999 un álbum de colección que titulan “Guaco, cómo era y cómo es” con una caricatura de Zapata por carátula, donde realizan un “remake” o versión remozada de sus grandes éxitos de los años 80, con la asesoría de Fernando Valladares, músico y productor testigo de tres etapas evolutivas de la agrupación. Importante destacar que en esta producción de 14 temas, 9 son de la autoría de Ricardo Hernández, lo cual nos habla de su visión de éxito como compositor, de su talento y olfato comercial para la música.
Con las voces actuales y con arreglos que recordaban los originales, pero con la nueva dotación de un saxo, una trompeta y un trombón, este álbum antológico logra rescatar los temas que llevaron a la agrupación a escalar un sitial nacional y versionarlos con el actual sonido de la banda, una amalgama de jazz, son, timba, tamborera, que sólo acepta un término: sonido-guaco. Éste cuenta con dos instrumentos de percusión típicos gaiteros: la tambora y la charrasca. Con tres instrumentos de la percusión afrocubana: el timbal, el bongó y la tumbadora. Mas la batería al estilo ska, y el guajeo del piano y la guitarra, con la base del bajo y la estelaridad de la sección de vientos, al estilo Rafael Ithier y su escuela del sabor boricua Gran Combo: saxo tenor, dos trompetas y un trombón.
Los compositores que marcan esta quinta etapa son Jorge Luis Chacín, Nano Silva y José Alfonso Quiñones;. Guaco, esa marca musical extendida por todo el Caribe, ha logrado grabar al lado de Gilberto Santa Rosa, Kyara, Karina, Proyecto M, los ex-Menudo; también ha realizado giras con el salsero Luis Enrique, La Barbería del Sur, Glenn Monroig y se ha ganado el respeto del gremio de salseros y jazzistas de América Latina.
Séptima etapa (desde mayo 2013) “Guaco intercontinental”
Está marcada por el anuncio realizado por el líder Gustavo Aguado de dejar los micrófonos como solista y pasar al rol de productor. Luego de estar cantando por 50 años con la banda que nació en su casa, en la pionera urbanización Sucre, decidió dejar su importante trabajo como solista y dedicarse en pleno a producir los álbumes de Guaco, lo cual hace desde 1980 con indiscutible éxito. Él tiene la responsabilidad de convocar a los compositores, seleccionar los temas, invitar figuras importantes del canto, dirigir a Juan Carlos Salas en los arreglos de los temas, y finalmente armar la estrategia de promoción del álbum una vez terminado y programar la gira nacional e internacional.
El anuncio de su retiro como cantante lo hizo en el Palacio de Eventos de Venezuela, en el concierto “Guaco Histórico” donde participaron: Gilberto Santa Rosa, Luis Enrique, Kiara, Nelson Arrieta y Jorge Luis Chacín; en el mes de mayo de 2013.
Guaco ha evolucionado con la égida de Gustavo Aguado, quien ha sido el líder visionario que ha permanecido en las siete etapas descritas, el denominador común de los seis períodos evolutivos, impulsando a Guaco a cambiar constantemente de piel para no perder vigencia, convirtiéndose en un proyecto musical eternamente joven y vanguardista. Guaco, bandera sonora de Venezuela, con su símbolo “El tridente de Poseidón”, según los griegos, o de “Neptuno” según la versión de los romanos, el dios del mar. Lo representan montado en un carruaje saliendo del mar, tirado por briosos potros, al mando con su tridente como símbolo de poder. El tridente guaquero también ha sido signo del poder creativo, un instrumento de lucha en su larga batalla musical.
El próximo 21 de noviembre en la ciudad de Las Vegas se realizará la gran gala de los Premios Grammy Latinos. Tendrá con un gran leiv motiv homenajear al sonero del mundo Oscar D’León, quien recibirá de los directivos de la Academia de Artes y Ciencias de la Grabación, un Gramófono Honorífico por su brillante y extensa carrera musical.
Ojalá con Guaco no se repita la insólita historia de Lep Zeppelin y Queens, que nunca ganaron un gramófono de oro. Tal vez esta será la primera de muchas nominaciones, para que en justicia Guaco siga su rumbo a ser una banda conocida y respetada en todo el mundo.
León Magno Montiel.La palabra gramófono fue la elegida para crear en 1959 para designar a los premios de la industria discográfica norteamericana. Acción que tenía la misión de convertirse en el mayor reconocimiento, y a la vez impulso, de la producción musical americana. Desde el año 2.000 la Academia Nacional de las Artes y Ciencias de la Grabación se amplió incluyendo la gala del Grammy Latino, para darle cabida a la amplia e influyente producción musical latinoamericana. La primera entrega se realizó en el Staples Center de Los Ángeles con figuras de la talla de Ibrahim Ferrer, Chucho Valdés y el gran homenajeado, el productor cubano Emilio Estefan.
Este 2013, luego de 51 años de existencia, Guaco ha recibido su primera nominación al Premio Grammy Latino en dos categorías: álbum del año y álbum contemporáneo tropical, por su celebrada producción “Escultura”. La nominación la comparte con cuatro artistas zulianos: Ricardo Montaner por su álbum “viajero frecuente” en la categoría vocal pop contemporáneo, los muchachos de Vocal Song con su “Amarle” en la misma categoría. Tecupae por su producción “Suerte” en categoría fusión tropical, y los nominados zulianos Huáscar Barradas por su álbum “Dos mundos” junto al pianista Leopoldo Betancourt en la categoría instrumental.
A Guaco le costó cinco décadas lograr que los públicos de América y los músicos de esos mundos entendieran su propuesta musical, porque no es un merengue tradicional, ni es salsa, tampoco es un jazz. Partió de la gaita, se unió a la gaita tambora, al chimbangle del sur del lago. Adoptó armonías del jazz, la percusión afrocubana y así nació esa fusión, amalgama sonora, que llamamos Guaco.
Por ello dejo para ustedes la crónica de las siete etapas evolutivas de Guaco, donde hago un recorrido por el origen y evolución de la banda, que con orgullo, nos identifica en el mundo entero.
GUACO: EN SIETE ETAPAS EVOLUTIVAS
Haré una revisión de las etapas evolutivas que ha tenido hasta el momento Guaco, grupo musical zuliano que ha trascendido en el género tropical-urbano, y que hoy es una referencia mundial, con sólido liderazgo dentro de las bandas venezolanas. Se ha dividido su evolución musical en siete períodos bien diferenciados.
Primera etapa (1962 – 1974) “Conformación”
A comienzos de la década de los 60, un grupo de jóvenes marabinos liderados por Alfonso Aguado comenzaron a reunirse y realizar ensayos para conformar una agrupación gaitera. En su mayoría eran vecinos de la urbanización Sucre en el sector La Limpia de Maracaibo. Tocaban la gaita tradicional y querían competir con los líderes del género en ese momento: Estrellas del Zulia, Rincón Morales, El Saladillo y Cardenales del Éxito. Se hicieron llamar: “Conjunto Estudiantil Los Guacos del Zulia”. El pájaro guaco es nocturno, una especie de lechuza blanca, que al cantar anuncia la muerte según la tradición marabina. Estos jóvenes recurrieron a un símbolo tenebroso para llamar la atención y competir con otro conjunto de la misma vecindad llamado “Los trece pavosos”.
El conjunto gaitero naciente logró grabar en 1964 su primer larga duración, con una modesta carátula en su primer vinilo, que tuvo poca aceptación en el público. Así comenzó la primera etapa del proyecto musical que marcó la historia contemporánea de la música venezolana: Guaco.
Alfonso Aguado “El Pompo” como lo llamaban sus hermanos, el hijo mayor de un destacado agente de seguros que amaba la gaita, Alfonso Aguado Rincón, ejecutaba el furro y tenía dotes de líder. Pronto se rodeó de talentosos gaiteros, que le garantizaron una buena calidad sonora en su incipiente agrupación. Se hizo de los servicios profesionales de Humberto Mamaota Rodríguez, músico caroreño que venía influenciado por la onda nueva de Aldemaro Romero. También de Maritza Morales, José Castillo, Alcides Bonilla, Tino Rodríguez, más tarde, Mario Viloria y Heriberto Molina. Celestino, “Tino” el gran cantante barítono y saxofonista nativo del estado Falcón, Puerto Cumarebo, llegó a Maracaibo luego de formarse en la academia militar del estado Miranda, allí integró la banda marcial. Se hizo célebre con el Súper Combo Los Tropicales dirigido por Pepino Terencio, con cuyos integrantes grabó muchos temas que fueron éxitos nacionales.
Junto a estos líderes que rondaban todos por los treinta años de edad, estaba el adolescente Gustavo Adolfo Aguado León, nacido el 3 de noviembre de 1949, hermano menor de Pompo, quien ya se proyectaba como un excelente solista, pero requería un permiso especial para actuar por ser menor de edad. En 1969 se unió al conjunto Ricardo Hernández, en el rol de charrasquero y cantante, más tarde destacaría como compositor y arreglista. En esta primera etapa, en los años 60, Guaco era un grupo de gaita tradicional, sin ningún elemento electrónico o ajeno a lo típico. En 1.970 el maestro polinstrumentista Nerio Franco entra a la agrupación e introduce nuevas armonías con la guitarra eléctrica, utiliza montunos de la salsa y da un giro a la agrupación, que aún estaba afianzada al ritmo en compás de seis octavos. Comienzan a grabar tamboreras como “Que nadie se mueva”, “Bubú Guaco” y “Qué barbaridad”.
Segunda Etapa (1975 – 1979) ”Experimentación”
Se inicia con la entrada a Guaco de Ricardo Portillo y Simón García, compositores y cantantes que habían triunfado con Los Cardenales del Éxito y con la agrupación de música criolla de Julio Francci Molina. Comenzaba la década de los años 70, ellos gozaban de prestigio en la comunidad musical zuliana, de respeto por su probado talento. Ricardo, además, era un excelente cuatrista y un líder natural, nacido el 16 de octubre de 1944.
Simón Udón García un compositor insigne y humorista que había estado con Los Tigres como figura principal y luego en los “pájaros rojos”, nació en el barrio El Saladillo un 24 de julio de 1942 marcado por su nombre en homenaje a dos genios venezolanos: Simón Bolívar y el poeta Udón Pérez. Junto a estos dos titanes que entraban al conjunto, se mantenía Gustavo Aguado ya más maduro, más seguro como cantante. En esta segunda etapa, el arreglista emblema fue Nerio Franco, un poli-instrumentista que había tocado guitarra con Los Blanco. Franco era un maestro de las cuerdas, introdujo los primeros acordes del bossanova y los montunos cubanos a los temas de la agrupación en ese decenio de los setenta.
Los tres líderes gaiteros: Ricardo, Simón y Gustavo le dieron una imagen carismática al Grupo Guaco, como se denominaban en esos años. Sonaron temas en varias ciudades del país como: María la Bollera, La Clave, Juventud, Venite Pa´ Maracaibo, Noche Sensacional, tema que unos años más tarde grabase Cheo Feliciano acompañado de Papo Lucca para el sello “Vaya Record”.
Los Guaco empezaban a hacerse un nombre nacional y de un fuerte liderazgo local.
Los arreglos musicales los realizó Nerio Franco hasta el año 1975. Para 1976, la responsabilidad recayó en el joven pianista y director de orquesta José Luis García, quien había sido integrante de Los Larkings. A García lo acompañaba en la nueva aventura armónica Carlos Sánchez en el bajo y en la guitarra eléctrica Salvador Baglieri. Años después, José Luis conformó su propia agrupación y la llamó Carángano, con características de charanga cubana, que tuvo un marcado éxito en el occidente del país.
Tercera etapa (1980 – 1984) ”Boom comercial”
El tercer período evolutivo lo marca la entrada del cantante Amílcar Boscán en 1979, un estudiante de la carrera de Derecho en la Universidad del Zulia, que en paralelo a sus estudios gaiteaba con grupos juveniles. Guaco cambiaba su fachada, aunque mantenía en su tren de solistas a Portillo, Simón Udón, Gustavo y Frank Velásquez, se les unía el joven Amílcar; con ese formato permanecen ese año 1979. Al año siguiente, 1980, se produce una importante ruptura, luego de grabar el disco de esa temporada, deciden marcharse Ricardo Portillo, Simón García, José Luis García y Carlos Sánchez el bajista, y se unen a una agrupación naciente llamada La Nueva Generación, donde ponen a sonar varios temas. En ese año 1980, Ricardo Hernández pasa de la percusión a la fila de los solistas junto a Amílcar y Gustavo; así dejaba las congas para cantar sus temas, componer y llevar la batuta de los arreglos del grupo.
Los Guaco ahora estaban renovados, con Amílcar como figura principal, a quien habían captado en una actuación en la Discoteca La Nuez, centro nocturno muy visitado entonces, regentado por el Señor Soñé. Era una emblemática sala nocturna que presentaba los mano-a-mano entre Cardenales del Éxito y Guaco, ubicada en la plaza Indio Mara.
Cambiaba de sonido el Grupo Guaco influenciado por el chimbangle, las tamboreras surlaguenses que tocaba El Gran Coquivacoa, por el swing del septeto Los Blanco y el boom de salsa que lideraba Joe Cuba, el Gran combo de Puerto Rico, las Big Bands de Tito Puente y Tito Rodríguez, hasta la incipiente Fania All Stars. Con esta mixtura musical que fueron creando, el Grupo Guaco revolucionaba el sonido de la época al ejecutar mambos a voces con el saxo alto y la guitarra eléctrica en las manos de Romer Quintero, en temas que no eran gaitas, sino tamboreras guaqueras. Más tarde, cuando trabajaron mejor la armonía y crearon la “pelota rítmica”, que en el argot musical significa el perfecto ensamble rítmico de la tambora, batería, conga, charrasca, timbal; a esta nueva creación musical se le denominó “sonido guaco”.
En esta etapa, al grupo se anexa un talentoso cantante y bajista: Sundín Galué, que había tenido éxito con Santanita -agrupación gaitera polifónica-, al lado de Gladys Vera, Cheo Beceira, Ramón Rosado, José Isea, Perucho Espinoza y Marvin González. Para la época sólo tenía 25 años de edad. Él se encargaría de las gaitas progresistas que aún hacía Guaco y en especial, los temas románticos. Sundín Maquiavelo Galué nació el 5 de noviembre 1956 y murió por una afección cardíaca el 22 febrero 2009.
El “sonido guaco” dio motivos para que los más ortodoxos del género fuesen a las emisoras a condenarlos por propiciar “la muerte de la gaita”. Hasta realizaron foros en la Fonoplatea de Radio Popular 700 AM.
Guaco suena fuerte con los temas de la dupla Boscán-Hernández y logra ganar todos los premios, discos de platino. Comienzan las contrataciones en los lugares más importantes de Venezuela con extensas giras.
En el año 1983 integran al grupo la sección de metales: trompeta, trombón, y enriquecen la percusión con la batería que ejecutaba Federico Pineda. Pasa al timbal Fernando Valladares, y siguen en las tamboras Johnny Flores y Luis Rincón. La charrasca, instrumento que han mantenido hasta esta fecha, era ejecutada por Alexis Moreno “El Muiño”.
Cuarta etapa (1985 – 1988) ”Era de a big-band”
Al marcharse Amílcar Boscán en 1984, luego de haber obtenido su título de abogado en la Universidad del Zulia y comenzar su exitosa carrera como salsero, con el mecenazgo del maestro Willie Colón, entra en su lugar Daniel Somaroó, un caraqueño nacido el 14 de marzo de 1963, que venía de actuar con la Orquesta Jarana. Daniel marcó el comienzo de la cuarta etapa evolutiva. Se puso a las órdenes del compositor líder de la agrupación para ese momento, Ricardo Hernández, quien había terminado sus estudios de solfeo y armonía en el conservatorio José Luis Paz y ese año, 1984, ingresaba a la Universidad Cecilio Acosta para hacer la carrera de música, y perfeccionar su arte de componer y arreglar temas.
Hernández, que fue el compositor del boom comercial de Guaco con temas como: Pastelero, Billetero, Cepillao, A comer, Tú, Maracucha, Movidita; compone el tema Sentimiento Nacional que se convierte en un gran éxito en todo el país. Comienza a aparecer Guaco en todos los eventos importantes de la música popular, ya no sólo en navidad, porque comenzaban los jóvenes del decenio de 1980 a verlos como los creadores de un ritmo único: Guaco, la salsa de Venezuela. Somaroó complementa perfectamente con su voz y rostro juvenil el cuarteto de cantantes que conformó al lado de Gustavo Aguado, Ricardo Hernández y Sundín Galué. En los coros participaba Romer Quintero.
Comienzan las extensas giras nacionales, los primeros viajes al exterior, las ventas bajan un poco, con respecto a las alcanzadas con “Un cigarrito y un café” que fue disco de platino, pero mantiene un buen liderazgo con el apoyo del sello Sonográfica.
En 1988 Ricardo se retira de Guaco por discrepancias irreconciliables con su compadre Gustavo Aguado. Comienza a grabar un álbum como solista, con temas en ritmo de salsa, todos los temas de su autoría, que llama “El sabor del Maestro” con la tutela de El Negro Mendoza, veterano productor disquero de Caracas con muy buenas conexiones en el Caribe.
En esa cuarta etapa los arreglos de Guaco los realizó el destacado pianista Alirio Pérez, con una gran calidad, influenciado por Papo Lucca y los arreglos en La Sonora Ponceña, pero no obtuvo el éxito comercial de Ricardo Hernández. Alirio invita a formar parte de la banda al gran baterista Argenis “Archi” Peña y al bajista Nerio Quintero, perteneciente a la dinastía de rock pionero del grupo Azúcar, Cacao y Leche y destacado con el conjunto gaitero Blanco y Negro. En esta etapa evolutiva se registra la entrada del joven solista Nelson Arrieta en el año 1987, quien venía de ser figura estelar en la orquesta Carángano, y antes, había pertenecido a la agrupación gaitera Birimbao. Nelson, en paralelo a su trabajo como solista, cursaba la carrera de comunicación social en LUZ. Nació el 4 de febrero de 1966 en el sector Fundación Mendoza, rápidamente se colocó en los primeros lugares con los éxitos: “El zapatero”, “Regálame tu amor en primavera”, “Sara”, “Atracción fatal”, “El reportero”, “Todo quedó”.
Quinta etapa (1989 – 2003) “Conquista continental”
Está marcada por la entrada de Luis Fernando Borjas, joven perteneciente a la dinastía Borjas de Cabimas, hijo de Beto Borjas miembro fundacional del Gran Coquivacoa y por tanto sobrino de Neguito el gran cantautor, quien comenzó a colaborar con Guaco desde la tercera etapa. Junto a Luis fernando, comenzó a destacarse como solista y excelente compositor Jorge Luis Chacín, quien en los actuales momentos se maneja desde EEUU con el nombre artístico de Shacín.
Se había despedido en el 1987 Daniel Somaroó para dedicarse a la animación en televisión y la publicidad y surge este nuevo trío de solistas jóvenes al lado del líder vocal e ícono: Gustavo Aguado, que algunos caraqueños llamaban “el gordo guaco”.
Los arreglos musicales de esta etapa los realiza Juan Carlos Salas, excelente trompetista hijo del destacado músico Enrique Salas. Juan Carlos es el actual director musical de la banda, y mantiene una estrecha colaboración con Gustavo Aguado.
En el año 2003 sale Nelson Arrieta por diferencias ideológicas con el líder Aguado, luego de militar por 16 años en la banda, y se dedica por completo a desarrollarse como solista, faceta que había comenzado a cultivar bajo el patrocinio de Ricardo Montaner. Logra grabar con el sello del cantautor argentino-zuliano un álbum que sonó en las emisoras, sin mucho brillo comercial. Comenzó su vida al lado de su grupo Iré y de la Orquesta Masters de Venezuela, dedicada a cultivar la salsa brava, los temas de la salsa clásica.
Sexta Etapa (2004 – 2011) “Madurez musical”
Las composiciones del talentoso Jorge Luis Chacín, quien venía de formarse como cantante y bajista en las orquestas Chékere y Carángano, logran darle otra cara al proyecto Guaco, adaptarlo al sonido que se acercaba al siglo XXI, haciendo una lectura de avanzada de los nuevos tiempos. Sus letras cargadas de poesía, con melodías casi de trova, remozaron el proyecto y le dieron los primeros lugares en el record report de Venezuela.
En esta etapa de madurez musical, la imagen del grupo Guaco la encarnan tres solistas: Ronald Borjas, el cantante cabimense con parentezco con los Borjas del Gran Coquivacoa. Luis Fernando Borjas y el líder Gustavo Aguado León.
El nuevo Guaco logra consolidar un liderazgo nacional, expande sus límites a La Florida, EEUU y parte de Europa. Coloca en los primeros lugares temas como: “El confesor”, “Como es tan bella”, “Cómo será”, “Un detalle en falso”, “No la juzgue”, “La turbulencia”, “Sabe a Venezuela”, “Si fuera tú, bailo conmigo”, “Lo eres todo”.
Para acariciar las reminiscencias y consentir a los guaqueros raigales, graban en el año 1999 un álbum de colección que titulan “Guaco, cómo era y cómo es” con una caricatura de Zapata por carátula, donde realizan un “remake” o versión remozada de sus grandes éxitos de los años 80, con la asesoría de Fernando Valladares, músico y productor testigo de tres etapas evolutivas de la agrupación. Importante destacar que en esta producción de 14 temas, 9 son de la autoría de Ricardo Hernández, lo cual nos habla de su visión de éxito como compositor, de su talento y olfato comercial para la música.
Con las voces actuales y con arreglos que recordaban los originales, pero con la nueva dotación de un saxo, una trompeta y un trombón, este álbum antológico logra rescatar los temas que llevaron a la agrupación a escalar un sitial nacional y versionarlos con el actual sonido de la banda, una amalgama de jazz, son, timba, tamborera, que sólo acepta un término: sonido-guaco. Éste cuenta con dos instrumentos de percusión típicos gaiteros: la tambora y la charrasca. Con tres instrumentos de la percusión afrocubana: el timbal, el bongó y la tumbadora. Mas la batería al estilo ska, y el guajeo del piano y la guitarra, con la base del bajo y la estelaridad de la sección de vientos, al estilo Rafael Ithier y su escuela del sabor boricua Gran Combo: saxo tenor, dos trompetas y un trombón.
Los compositores que marcan esta quinta etapa son Jorge Luis Chacín, Nano Silva y José Alfonso Quiñones;. Guaco, esa marca musical extendida por todo el Caribe, ha logrado grabar al lado de Gilberto Santa Rosa, Kyara, Karina, Proyecto M, los ex-Menudo; también ha realizado giras con el salsero Luis Enrique, La Barbería del Sur, Glenn Monroig y se ha ganado el respeto del gremio de salseros y jazzistas de América Latina.
Séptima etapa (desde mayo 2013) “Guaco intercontinental”
Está marcada por el anuncio realizado por el líder Gustavo Aguado de dejar los micrófonos como solista y pasar al rol de productor. Luego de estar cantando por 50 años con la banda que nació en su casa, en la pionera urbanización Sucre, decidió dejar su importante trabajo como solista y dedicarse en pleno a producir los álbumes de Guaco, lo cual hace desde 1980 con indiscutible éxito. Él tiene la responsabilidad de convocar a los compositores, seleccionar los temas, invitar figuras importantes del canto, dirigir a Juan Carlos Salas en los arreglos de los temas, y finalmente armar la estrategia de promoción del álbum una vez terminado y programar la gira nacional e internacional.
El anuncio de su retiro como cantante lo hizo en el Palacio de Eventos de Venezuela, en el concierto “Guaco Histórico” donde participaron: Gilberto Santa Rosa, Luis Enrique, Kiara, Nelson Arrieta y Jorge Luis Chacín; en el mes de mayo de 2013.
Guaco ha evolucionado con la égida de Gustavo Aguado, quien ha sido el líder visionario que ha permanecido en las siete etapas descritas, el denominador común de los seis períodos evolutivos, impulsando a Guaco a cambiar constantemente de piel para no perder vigencia, convirtiéndose en un proyecto musical eternamente joven y vanguardista. Guaco, bandera sonora de Venezuela, con su símbolo “El tridente de Poseidón”, según los griegos, o de “Neptuno” según la versión de los romanos, el dios del mar. Lo representan montado en un carruaje saliendo del mar, tirado por briosos potros, al mando con su tridente como símbolo de poder. El tridente guaquero también ha sido signo del poder creativo, un instrumento de lucha en su larga batalla musical.
El próximo 21 de noviembre en la ciudad de Las Vegas se realizará la gran gala de los Premios Grammy Latinos. Tendrá con un gran leiv motiv homenajear al sonero del mundo Oscar D’León, quien recibirá de los directivos de la Academia de Artes y Ciencias de la Grabación, un Gramófono Honorífico por su brillante y extensa carrera musical.
Ojalá con Guaco no se repita la insólita historia de Lep Zeppelin y Queens, que nunca ganaron un gramófono de oro. Tal vez esta será la primera de muchas nominaciones, para que en justicia Guaco siga su rumbo a ser una banda conocida y respetada en todo el mundo.
@leonmagnom
viernes, 27 de septiembre de 2013
Cortersia de El Escaparate. La fiesta de la Gaita arranca este 2 de octubre con “La Ruta Maracaibera”
Con el firme compromiso de preservar los valores culturales y ciudadanos, la Alcaldesa Eveling de Rosales, a través del Comité de Feria ha preparado en el marco de la Cuadragésima Octava Feria Internacional de La Chiquinquirá, esta ruta que llevará a las 18 parroquias de la capital zuliana el contagiante ritmo pasquero.
Para enaltecer todo lo que conforma el gentilicio e idiosincrasia marabina y teniendo como meta convertirlo en una institución que perdure a través de los años, la Alcaldía de Maracaibo ha desarrollado “La Ruta Maracaibera de la Gaita”, donde el sonar del cuatro, tambora y furro encienden las fiestas navideñas en la Tierra del Sol Amanda.
Con el firme compromiso de preservar los valores culturales y ciudadanos, la Alcaldesa Eveling de Rosales, a través del Comité de Feria ha preparado en el marco de la Cuadragésima Octava Feria Internacional de La Chiquinquirá, esta ruta que llevará a las 18 parroquias de la capital zuliana el contagiante ritmo pasquero.
La presidenta del Comité de Feria María Alejandra Gómez, expresó que para esta edición se ha dispuesto de un abanico de actividades que abarcan diferentes exigencias, asegurando de esta manera que todo el pueblo marabino y visitantes disfruten plenamente de la celebración de estas fiestas patronales. Gómez Morón informó que La Ruta Maracaibera, se hará presente los días miércoles y jueves de cada semana en diferentes parroquias del municipio, iniciando este 02 de octubre en el tradicional Boulevard de Santa Lucía, cuna de grandes gaiteros.
Entre tanto, Argenis Sánchez, vicepresidente del Instituto Municipal de la Gaita Ricardo Aguirre (Imgra), informó que a “La Ruta Maracaibera”, se unirán más de 20 agrupaciones gaiteras, las cuales formarán parte de ese nuevo proyecto, el cual esperan que todos los años se sumen más artistas.
“Es la transcendencia y preservación de nuestro género gaitero de generación en generación. Todas las agrupaciones gaiteras y cada uno de sus gaiteros se hacen custodios y garantes de la institucionalidad de este proyecto, con el firme propósito de no dejar morir a la Gaita”, expresó este reconocido exponente de la música zuliana.
Entre las agrupaciones que participarán en esta fiesta de la Gaita se encuentran: Expresión Gaitera, Raíces De Chichi, Mi Presente, Rincón Morales, Fabulosos, Coquívacoa, Los Compadres, Barrio Obrero, VHG, Gaita, Sabor Y Punto, Galenos De La Gaita, Cardenales De Tito Suárez, Alitasía, El Tren Gaitero, Pájaros Rojos, Koquimba, Estrellas Del Zulia, Iluminación, Tren Gaitero, Estrellas Del 2000, Aquí Si Hay Sabor, Alegres Gaiteros, Las Divas De La Gaita, Estrellas Del Zulia, Amparito, Happy Gaita, Las Sensacionales, entre otros.
Cronograma:
- 02 de octubre: Boulevard Santa Lucia, parroquias Santa Lucia y Bolívar
- 03 de octubre: Estadio La Trinidad, parroquias Idelfonso Vásquez y Juana de Ávila.
- 09 de octubre: Estacionamiento de Traki de circunvalación Nº 2, parroquias Manuel Dagnino y Luis Hurtado
- 10 de octubre: Cancha Deportiva La Victoria, parroquias Carracciolo Parra Pérez y Raúl Leoni.
- 16 de octubre: Complejo Recreacional Patria Joven, parroquias Antonio Borjas Romero, Venancio Pulgar y San Isidro.
- 17 de octubre: Plazoleta de la Basílica Nuestra Señora de Chiquinquirá, parroquias Chiquinquirá y Cacique Mara
- 23 de octubre: Cancha Cuatricentenario, parroquia Francisco Eugenio Bustamante
- 24 de octubre: Punto Criollo, parroquias Cristo de Aranza y Cecilio Acosta
- 30 de octubre: Plaza 18 de octubre, parroquia Coquivacoa
- 31 de octubre: Bella Vista con la calle 77 (Boulevard 5 de julio), parroquia Olegario Villalobos.
Fuente: Periodista: Jorge Berrueta R. CNP 16.146 – Fotografía: Wil Castill
Cortersia de El Escaparate
jueves, 26 de septiembre de 2013
Venezuela en Voces, celebrando 42 años de Quinto Criollo. Cortesia de El Escaparate
Venezuela en Voces, celebrando 42 años de Quinto Criollo
Este viernes, 27 de septiembre, la Gobernación Bolivariana del estado Zulia, a través de la Secretaría del Poder Popular para la Cultura, reconoce los 42 años de labor artístico-musical de Quinto Criollo, con un homenaje en el Anfiteatro del Museo de la Zulianidad, ubicado en la Santa Lucía, partir de las 7:00 de la noche, dedicado a Ciro Ferrer, destacado compositor de gaitas, quien el 26 enero del próximo año arriba a su centenario de vida.“Venezuela en Voces”, se denomina este encuentro musical, que reconoce la trayectoria de Ciro Ángel Ferrer Luzardo, conocido como “El Cuatrito de Oro”, nació en la reconocida Calle Padilla de Maracaibo, el 26 de enero de 1914. Este músico, compositor y cuatrista fue fundador de conjuntos gaiteros como Santa Canoíta, Bella Vista, Santa Ana, Las Estrellas del Zulia, Marazul y Maracaibo Antañón, entre otros. También compartió presentaciones con Jesús Lozano, “El furrero mayor”.
Una de sus composiciones más conocidas es “Trigueña hermosa”, popularizada por los Cardenales del Éxito. Su cuatro se escucha en las grabaciones de “La cabra mocha”, “Frenesí”, “Felices Pascuas” y “La gaita de Aniceto Rondón”. Con noventa y nueve años cumplidos, continúa en sus labores de docencia a niños entre 3 a 15 años de edad.
Quinto Criollo homenajeado
La doble celebración involucra el merecido reconocimiento que la Secretaría del Poder Popular para la Cultura, que preside Giovanny Villalobos Áñez, le hace a Quinto Criollo, ícono del Zulia para Venezuela y el Mundo.Durante 42 años, Quinto Criollo ha escrito su historia con innumerables éxitos, compartiendo escenarios con personalidades de la farándula como Morella Muñoz, Aldemaro Romero, Hugo Blanco, Paloma San Basilio, Alfredo Zitarrosa y Quinteto Tiempo, Simón Díaz, Gualberto Ibarreto, Alí Primera, María Teresa Chacín, Serenata Guayanesa, Un Solo Pueblo, Huáscar Barradas, entre otros. Conformado en 1971 por inspiración del Quinteto Contrapunto, pero con su senda y arreglos vocales propios, es uno de los cuatro mejores grupos vocales de Venezuela.
A partir de 1975 Quinto Criollo comienza una exitosa carrera musical indetenible y que 42 años después es referencia no solo en el Zulia y Venezuela, sino más allá de nuestras fronteras, donde se escuchan temas como El Cocotero, La Mona, El Mampulorio y Urupagua, Barcelonesa, Gaita a Santa Lucía y María Cecilia, entre otros que están grabados con letras de oro en la memoria musical de finales del siglo XX y lo que va del nuevo milenio.
Quinto Criollo ganó el Premio Nacional a la Canción Popular celebrado en el estado Bolívar, Premio Guacaipuro a Los 40 Grandes de Venezuela, Orden Ciudad de Maracaibo en su Primera Clase, entre otros reconocimiento. En Maracaibo tienen todos los reconocimientos que las instituciones públicas otorgan.
Cortesia de El Escaparate
Recuerdos de la Red, identifiquelos.
Paseandonos por el mundo de la Internet nos conseguimos con rate par de profesionales del genero gaitero, valuartes del Zulia, podrias identificarlos?
martes, 24 de septiembre de 2013
Cortesia de Noticias al dia. ¡Chinita, aquí tenéis un regalo! Marmogaita te canta una Ofrenda de Fe!
Ya
están sonando las gaitas en las emisoras de la ciudad. Este ritmo
musical acompaña al marabino durante todo el año, pero con especial
énfasis en el último cuatrimestre, con las festividades de la patrona
del Zulia y la navidad, cuando trasciende nuestro Estado y se instala en
los hogares de toda Venezuela.
Marmogaita,
agrupación musical del Grupo Marmoca, ya se contagió de este
sentimiento y compuso su primer sencillo: Ofrenda de Fe, motivada por
el donativo de los pisos de la Basílica de la Chinita, que lleva a cabo
este grupo de empresas zuliano, conformado por: Marmoca, Catemar,
Gramoca, Morada y Máxima, como parte de sus actividades de
Responsabilidad Social Empresarial.
La
canción ya se encuentra en las redes sociales y se espera realizar una
gira de medios por las emisoras de la ciudad e interpretarla el 10 de
octubre en la Plazoleta de la Basílica, en la entrega formal de los
pisos a la colectividad zuliana.
Para
Juan Verhook, compositor de la gaita, su grabación fue todo un reto,
por ser un compendio de emociones, valores organizacionales y sentir de
los colaboradores del Grupo Marmoca; “todo un honor, porque tiene
influencia de cada uno de los que participamos, logramos una visión
innovadora que fusiona lo tradicional de la gaita con influencias
latinas, tiene arreglos pop y de tamunangue. Gracias al Grupo por
permitirnos expresar nuestra devoción y enmarcarla en esta donación de
632, 10 metros cuadrados de mármol”.
Letra: Juan Verhook y Alonso Sánchez.
Con aportes de nuestra gente capaz: Ana Graciela Ramírez (Catemar), Luis Salazar (Gramoca), Aura Velázquez (Catemar).
Música: Alonso Sánchez.
Intérpretes: Dino Cafoncelli, Juan Verhook, Marvin Villalobos, Ángel Fernández y Luis Salazar.
Coros:
Marvin Villalobos, Laura Parra, Aura Velázquez, Vickky Parra, Sheilla
Amaya, Ángel Fernández, Alonso Sánchez, Juan Verhook, Héctor Marrufo,
Paola Cardozo y Luis Salazar.
Cortesia de noticia
Una clase magistral de gaita. Escrito por: Jonathan Nuñez
Transcurría octubre y el alegre
sonido de nuestra gaita zuliana se multiplicaba con el correr de los
días, sonando en cada rincón de nuestra hermosa ciudad marabina, en
medio del apogeo de este ritmo musical locutores del programa
"Guarachando", transmitido por la estación radial "Sabor 106",
organizaron lo que ellos denominaron la "Gala Gaitera". Dicho
espectáculo contaría con la participación de cantantes como Argenis
Carruyo, Danelo Badell y Luis Escaray, entre otros. En las primeras de
cambio ver cantar a Luis Escaray no me generaba mucho entusiasmo, o por
lo menos en un primer momento no fue esa mi motivación principal, yo lo
que quería escuchar era gaita de la buena.
Pensé que después de
deleitarme oyendo las poderosas voces de Argenis Carruyo y Danelo
Badell, ya no podía esperar más nada en una velada que resumiría en una
sola palabra: perfecta, pero para mi sorpresa cuando aquel gaitero
llamado Luis Escaray, de 1,82 metros de alto, calculo yo; corpulento,
trajeado con chaqueta y pantalón de vestir negros, que lo hacían lucir
sencillo pero elegante, entendí lo equivocado que estaba, porque
cuando él cantó su primer éxito supe que lo mejor de la noche había
comenzado. Arrancó con su sencillo promocional de esa temporada
denominado "Dejala que Agarre el Golpe", con el cual hizo levantar,
corear y bailar a todo el público asistente. A Escaray le sobraba esa
jocosidad y picardía que nos caracteriza a los zulianos, por lo que
acompañaba sus canciones con divertidas narraciones sobre las vivencias
de las que estas piezas musicales le habían permitido gozar a lo largo
de su carrera.
Interpretó gaitas como "90,60,90", "La voy a tocar a Pié" y "Consciencia", que para su época fueron las preferidas de la gente, por lo que se volvieron clásicos de todos los tiempos. Recuerdo con claridad que mientras cantaba reflexionó diciendo lo siguiente: "No es que yo no pueda oír el Vallenato, es que a mí no me gusta el Vallenato y punto; a mí lo que me gusta es la Gaita", lo que manifestó en aquel momento fue tan severo como cierto, y denotaba su entreñable amor por este género musical.
Interpretó gaitas como "90,60,90", "La voy a tocar a Pié" y "Consciencia", que para su época fueron las preferidas de la gente, por lo que se volvieron clásicos de todos los tiempos. Recuerdo con claridad que mientras cantaba reflexionó diciendo lo siguiente: "No es que yo no pueda oír el Vallenato, es que a mí no me gusta el Vallenato y punto; a mí lo que me gusta es la Gaita", lo que manifestó en aquel momento fue tan severo como cierto, y denotaba su entreñable amor por este género musical.
Entre tema, anécdota y tema el tiempo pasó
y su voz se escuchaba con la misma fuerza que al comienzo de su turno. A
ése ritmo y ya para despedirse cantó "La Chupa Chupa", gaita del año de
la temporada 2007, la cuál generó una gran polémica en el entorno
gaitero, ya que muchos conocedores del género no estuvieron de acuerdo
en que fuese merecedora de tal galardón. En esa oportunidad, Escaray la
defendió interpretándola usando toda la potencia de sus cuerdas
vocales, tanto, que hasta a mí que había sido uno de sus detractores me
permitió entender porqué se había coronado como la mejor gaita del año.
Yo comprendí que no había sido el tema como tal lo que cautivó a los
marabinos, sino la pasión y la originalidad con la que él la cantaba.
Si alguien hizo que yo desestimara mis propios juicios de valor sobre la
calidad que puede tener o no una gaita, ése sin duda fue Luis Escaray,
razón por la que a dos años de tu partida te escribo esta modesta nota,
para agradecerte por esa clase magistral que me diste aquella noche, en
la que entendí que una gaita no solo es buena por su letra, sino por el
amor con que se canta.
lunes, 23 de septiembre de 2013
Pedro Manuel Rossell Fonseca: El Nerón de la gaita
Cortesia de el Escaparate
Nacido en Maracaibo el 19 de septiembre de 1950, Pedro Manuel Rossell Fonseca es una de las voces cantoras de la gaita zuliana muy respetada y apreciada.
Cuando apenas tenía 14 años, en 1964, empieza a transitar los caminos de la gaita como cuatrista, con la agrupación “Los Mitológicos”. Desde entonces, emprendería una labor constante en la interpretación y realce de los valores musicales venezolanos y zulianos. Un año más tarde se integra a “Los Azulejos”.
Mientras su voz y su cuatro se hacen sentir interpretando temas como Princesa Guajira, del compositor Nicanor Castellano, en 1970 se integra a “Los Tropicales del Éxito”. Con ellos, Pedro Rossell grabó Gaita Mía, de Hugo Oliva.
Transitó en “Cardenales del Éxito”, en la cual graba e impone temas como “El Cardenalito” (Ramón Rincón); “Canto Magistral” (Herman Laguna); “Mi alegría y mi tristeza” (Astolfo Romero); “Grandeza Zuliana” (Simón García); Maracaibo Diamantina (Rafael “El Negro” Rodríguez) y “Mi jevita” (Renato Aguirre).
Pedro Rossell ha compaginado su carrera gaitera con la deportiva, al convertirse en instructor, entrenador y “manager” de béisbol en ligas menores del estado Zulia. Se convirtió en locutor radial, para promocionar a la reina del folklore: La Gaita Zuliana.
En1980 se une a “Las Estrellas del Zulia”, logra convertir en éxitos, temas como “El Gaiterito” (Ricardo Hernández); “Maracaibo pueblo esperanzado” (Ricardo Portillo) y “Fronteras Venezolanas” (Alfredo Urdaneta). Su carácter de acero, animoso, de mucho temple y emprendedor le valió para ganarse el remoquete: “El Nerón de la gaita”.
En el año 1983 se integró a “Rincón Morales” e impuso “Dime Por qué” (“Neguito” Borjas); “Portal Navideño” (Astolfo Romero) y “Rufina” (Ricardo Portillo). Ya en 1985 se acopla a las filas de “Amor y Gaita” junto con Lenín Pulgar. En 1986 regresa a Rincón Morales. Un año más tarde (1987) ingresa a “La Universidad de la Gaita”.
Posteriormente en 1988, a “Mamaota y su Familia Gaitera”. Su voz es torrente de alegrías, transmisora de buenas energías. También ha integrado las filas de “Kalabazate”, “Los Compadres del Éxito”; “Los Empedraeros” y “Gosugaita”.
Pedro Rossell fue invitado especial del Trabuco Gaitero y grabó “Llegó Navidad”, del “virtuoso del Cuatro”, Douglas Isea. Como compositor ha logrado éxitos con Maracaibo Siempre, Parranda Nacional y Virgen Morena.
La exitosa carrera musical de Pedro Roseell le ha merecido reconocimientos como el “Virgilio Carruyo”, “Éxito de Oro”, “Cacique de Venezuela” y Festival de Industrias Pampero.
Festival La Siembra del Cuatro busca talentos en la Región Occidental del país
Cortesia del Escaparate.
Los organizadores del Festival La Siembra del Cuatro anunciaron esta mañana en rueda de prensa que ya cuentan con los representantes de la Región Oriental, Centro Occidental, Central y Los Llanos.Llegaron a Maracaibo en búsqueda de los talentos que representarán a la Región Occidental del país en la gran final que se llevará a cabo en el Teatro Teresa Carreño.
Se destacó que los delegados de los estados Falcón, Zulia, Trujillo, Táchira y Mérida competirán frente al jurado calificador y al público en general el jueves 26 de septiembre en el auditorio Dr. Gastón Parra Luzardo del Banco Central de Venezuela a las 6 PM.
Cesar Riverón, presidente de la Fundación Guayana Es- institución que ejecuta esta propuesta cultural- afirmó que el Festival internacional, concebido por el músico Cheo Hurtado, es patrocinado por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura y celebra su séptima edición en el marco del “Año Nacional del Cuatro”.
Cheo Hurtado se refirió a la Exposición del Arte Sonoro que quedará inaugurada en el Banco central de Venezuela el miércoles 25 a las 6 PM la cual contará con obras de 9 artesanos provenientes de los estados Lara, Táchira, Bolívar y Zulia: Yliana Ferrebús, Joaquín Godoy, Octavio Castillo, Edgar Ramírez, Elvis Lizardi, Eduardo Franco Vivas, Javier Camacaro, Luis Ramírez y Adalberto Timaure.
En el evento se rendirá homenaje a cuatro dignos intérpretes del instrumento como lo son Renato Aguirre González, Nerio Franco, Douglas Isea y Edgardo Chirinos.
Al tener a los clasificados de todas las Regiones el jurado, que tendrá entre sus filas a intérpretes internacionales, deberá escoger a los ganadores de las diferentes categorías anunciadas en las bases del concurso los días 24, 25 y 26 de octubre en el Teatro Teresa Carreño en Caracas.
La cita en patio zuliano será una gran fiesta con sentido nacionalista que podrá disfrutar toda la familia con entrada totalmente gratuita y con estacionamiento y seguridad garantizada.
Texto: Por/ Moraima Gutiérrez – CNP 6510
Don Pedro Colina aún nos habla. Por Leon Magno Montiel
Cortesia del Escaparate.
En octubre de 1897 la Isla de Wigth, ubicada en las agitadas aguas al sur de Inglaterra, fue el escenario donde Guillermo Marconi estableció la primera estación de radio. Un año antes, había obtenido la patente como inventor de ese medio de comunicación, que permitía emitir mensajes a través de ondas electromagnéticas. Es justo destacar que la radio es una niña con tres padres, uno ruso Popov, otro serbio Tesla y el italiano Marconi, los tres físicos coadyuvaron a su creación. El novedoso invento tendría su primera emisión comercial en 1920, en la emisora KDKA, en la ciudad de Pittsburgh, urbe norteamericana célebre por sus acereros pioneros. Diecisiete años más tarde, nacería en calle San Gregorio de la barriada Santa Lucía, en Maracaibo, la voz más representativa de ese medio de comunicación en el occidente, Pedro Colina. Fue exactamente el 19 de mayo de 1937, cuando llegó el tercer hijo de José María Colina en Rosalía Polanco, falconianos que llegaron a la urbe petrolera, a la ciudad puerto para sembrar su familia. Lo llamaron Pedro Celestino, nombres que lo marcaban con sus significantes; “fuerte como piedra que llega del cielo”.
De niño solía jugar al locutor con micrófonos que él mismo construía con pequeñas cajas de papel. Era un muchacho elocuente, rápido mentalmente, dotado de una simpatía natural. Un típico tauro, apegado a los dones de la tierra. Él se permeó del arte de los pioneros de la radio y de la gaita, los escuchaba con devoción, los estudiaba al detalle. En las reuniones familiares solía declamar con gracia y solvencia, asombraba por su capacidad para construir frases, recordar pensamientos célebres, con una profusión de cascada verbal.
A finales de la década de los 50 comenzó en el medio radial, trabajó en Ondas del Lago junto a Felo Barradas. Luego pasó a formar filas en la Publicidad Anuncios Cristalino, dirigido por el Doctor Luis Guillermo Cristalino, quien lo había conocido narrando boxeo como aficionado, y le impactó su carisma y versatilidad. Su espacio radial lo realizaban en Popular 700AM, estación ubicada en la avenida Santa Rita, tenía el célebre teatrino llamado “La fonoplatea de los éxitos”. Fue animador de los primeros festivales gaiteros, rápidamente se hizo popular entre los conjuntos profesionales y aficionados de la época. Tenía un aspecto jovial, con la redondez típica de un buen comensal, de cabello ralo y escaso cuello. Pedro Celestino Colina impactaba con la fuera de su verbo, era elocuente, los auditorios se conectaban de inmediato con su oratoria, su labia imantada.
Siempre estuvo enfocado entre la comunicación comunal y la animación festiva, amaba exaltar la musicalidad criolla. Fue el primer locutor conectado con intereses comunitarios, preocupado por el espacio público. Vocación que lo llevó a crear cooperativas para incentivar el urbanismo, el conocimiento y preservación del patrimonio histórico de la ciudad. El cantor Ricardo Aguirre era dos años menor que Pedro. Cuando Aguirre comenzó a brillar con Cardenales en 1962, se hizo su hermano y así se llamaban. En noviembre de 1969, Pedro acompañó las exequias más multitudinarias que Maracaibo recuerde, y ocho años después, en los estudios de la emisora Mundial Zulia, creó en su memoria, un monólogo con Ricardo, que presentó en su programa “El gaitazo” de 1977. Dicho programa comienza con el efecto de una puerta que se cierra, y luego Pedro decía: ”Ricardo, pasa hermano, siéntate. Ya han pasado ocho años de tu partida.” Un diálogo simulado con el gaitero de mayor magnetismo con el pueblo: Esa producción logró mantener en vilo a la audiencia, que los imaginaba frente a frente, como dos viejos amigos que se contaban sus pesares.
Ya entonces Pedro era considerado “La primera autoridad de la gaita en Venezuela”, como quedó plasmado en el LP editado por el sello Discomoda, contentivo de los mejores temas de los diez conjuntos de mayor peso en la década de los 70. Producción exitosa que coronaba con el poema de Chinco Rodríguez “El regionalista”:
Como dato curioso, ese Long Play tenía un precio de venta al público de 25,00 Bs. (un poco alto para ese momento) y fue récord en ventas ese año. Comentado en todos los diarios y emisoras de la región. Lo que hoy, en este nuevo paradigma de las redes sociales, sería un “trending topic”, una tendencia muy marcada en el panóptico digital, que vigila todo, a toda hora.“No hago el verso tierra adentro
pues no conozco los llanos,
ni los estados cercanos
ni las bellezas del centro.
Yo mis versos los concentro
en los lares de occidente
donde un lago transparente
es un cristal que hoy nos muestra
una imponente silueta
de su majestuoso puente”.
(Rodríguez, 1970)
Cuando murió Ricardo Aguirre, se desató una polémica sobre el futuro del género gaitero. Algunos consideraban que había quedado acéfalo y estaba condenado a desaparecer. Motivado por esas proyecciones pesimistas, Pedro compuso “La gaita no ha muerto”, que grabó el Conjunto Santanita en la voz de Alberto Villasmil en 1970:
Con una gran lealtad a la memoria de su amigo, el bardo-hermano que había dejado su vida en las calles de Veritas, le dedicó el verso más emotivo:“La gaita no ha muerto, ni morirá.
Los que dicen que murió
dejaron de ser zulianos ya,
no veneran a la China
Virgen de Chiquinquirá.”
Don Pedro era un ecologista, hombre enamorado de la natura, un bucólico declamador que exaltaba las grandezas del suelo patrio. Realizó el programa “Viva Venezuela” en las madrugadas, aupó la protección de los animales, el respeto a su reino, tuvo una actitud sanfranciscana hacia las mascotas. Esa estructura interna de valores, que siempre lo movió, lo llevó a comenzar estudios de agronomía en la Universidad del Zulia, pero la dinámica de la radio, las tarimas de feria, los shows gaiteros y serenatas lo alejaron de las aulas y se consolidó como comunicador. Realizó el programa conservacionista que llamó “Tu amiga el agua” patrocinado por el INOS, la hidrológica marabina de entonces.“Cantemos todos los años
gaitas del Monumental
la inspiración de Ricardo
todos deben venerar”.
(Colina,1970)
Fue el creador del “turismo escolar”, iniciativa que lo llevó a contratar los servicios de un autobús que llevaba a escolares de primaria a conocer los estudios de su emisora y después les hacía un recorrido por los sitios icónicos de Maracaibo: La Basílica, la Plaza Baralt, Hotel Granda, Calle Derecha, El malecón, mientras Pedro les hacía un ameno relato de su historia. Él seguía a la ciudad como su enamorado, y ahora, varias décadas después, la ciudad le sigue a él, su huella perdurable.
Tuve el honor de conocerlo en la escuela Gabriela Mistral ubicada en el barrio Amparo. Allí llegó en una camioneta Volskwagen que mostraba los logos de la emisora Mundial Zulia. Bajó de su unidad móvil y comenzó preguntar a los alumnos y maestros por las necesidades y carencias de la escuela. Él, como una esponja, captaba el sentir de cada sector y lo transmitía con tono serio de denuncia. Con esa labor generaba una respuesta solidaria del colectivo y creaba conciencia ciudadana.
Uno de sus programas más exitosos fue “Buenos días, Señor Gobernador”. Lo realizaba muy temprano en las mañanas, era un espacio donde denunciaba los abusos de poder, la corrupción y la ineficiencia de gobernadores como Hilarión Cardozo y Carmelo Contreras. En esa radio que solo tenía la banda AM (de amplitud modulada) gozaba de una sintonía multitudinaria, casi total. Recuerdo haber escuchado su mancheta al aire, mientras iba en el carro de mi padre Luis Nemesio Montiel: “Hilarión, que hiciste con el avión”, en referencia a un hecho de corrupción de ese gobernador colocado por el dedo del presidente Rafael Caldera en 1970, el mismo dedo que ordenó y firmó, le cayera la piqueta al barrio El Saladillo, y así borrarlo para siempre.
En varias ocasiones lo hicieron preso, se lo llevaban detenido de la emisora en una camioneta policial que llamaban “la perrera”. Querían amedrentarlo, coaccionarlo para que desistiera de sus denuncias. Pero Don Pedro, no cejaba en su misión como locutor reivindicativo, como valiente denunciador y defensor de los humildes. Creó y patentó un eslogan que dio el marco teórico a su acción social: “Hay cosas que por sabidas se callan y por calladas se olvidan”.
La segunda vez que vi en persona a Don Pedro Colina, fue animando en la Feria de la Chinita, en una tarima ubicada frente al Parque Rafael Urdaneta. Vestía con un safari marrón, presentaba de forma entusiasta varios conjuntos gaiteros, con impecable dicción, genialidad y una voz de tono medio y brillante. Los parroquianos decían: “nos vemos en la tarima de Don Pedro, es la mejor”. En 1963, mientras participaba en una serenata a las madres, al amanecer de ese domingo de mayo, junto a su amigo Ricardo Aguirre y los Cardenales del Éxito, compuso su tema emblema “Madre”:
Ese tema, es una de las pruebas contundentes de que la gaita no sólo se hacía en diciembre, pues los gaiteros se activaban en fechas patrias, asuetos, pero especialmente en el día de las madres, era una tradición salir a gaitear ese segundo domingo de mayo:“Mi madre es la inspiración
es la joya más preciosa
es la estrella esplendorosa
que alumbra mi corazón”.
(Colina, 1963)
Como hombre creativo, con imaginación exacerbada para hacer radio, Pedro realizó un importante “Homenaje a Ricardo Aguirre” con el poema-gaitón “Dos Negros” que editó el sello Discomoda y distribuyó en todo el país. Su voz se alternaba con segmentos de las gaitas del Monumental, con una edición típica de los estudios de radio de la época:“Madre es palabra de amor
madre es grito de agonía
madre no expresa rencor
madre es vida y poesía”.
La referencia a dos negros, la hizo para homenajear a Jesús Reyes “Reyito” que había fallecido en 1966, a quien él consideraba un genio de la composición, autor de las danzas “Maracaibo en la noche”, “La guitarra de mi lago”. Y fue co-autor de la gaita “Guayana Esequiba” que impuso El monumental Aguirre. Al bardo Reyes Reyito le rindió homenaje en el tema “Mi danza” de 1965:“Y comenzó el parrandón
por los confines del cielo
la gaita en su raudo vuelo
con las estrellas jugaba.
Y una voz, triste, profunda
a nuestra China cantanba”.
(Colina, 1970)
Sus días de radio los compartió con su compadre Euro León, con su coterráneo Charles Arapé, gran productor nativo de la Sierra de Coro, y con su colindante en la cabina Wanerge Castillo Finol, la voz comercial más cotizada de esas décadas y a quien llegó a nombrar en sus grabaciones discográficas.“Fue Jesús Reyes Reyito
quien con peso y derroche
rindió al Zulia su granito
con Maracaibo en la noche”.
(Colina, 1965)
Su aguda inteligencia, su versatilidad como animador y declamador, sufrió una terrible emboscada en marzo de 1978, cuando le fue diagnosticado un cáncer renal en etapa terminal. En pocos meses su cuerpo cedió a los estragos del carcinoma oculto, que unido a una insuficiencia renal, como consecuencia de la diabetes que lo molestaba desde joven, hizo muy violenta su enfermedad y sólo pudieron resignarse a despedirlo.
Sus oyentes, amigos y su amantísima familia recibieron la noticia de su deceso la madrugada del 29 de septiembre, falleció en su casa de la urbanización Zapara. Las exequias se realizaron en la Funeraria Zulia, ubicada en la carretera Unión. Los grupos gaiteros, sin excepciones, hicieron guardia de honor alrededor de su féretro y le cantaron sus gaitas predilectas. Recuerdo una anécdota que contaba en la radio su amigo y colega entrañable Oscar García: “Lo visité en su lecho de enfermo, ya sin expectativa de sanación, casi fulminado por la malignidad del tumor y sus complicaciones, y me dijo: Cuando muera vísteme de fiesta, como para ir a serenatear”. Y así se cumplió, ese 30 de septiembre, Pedro llevaba una camisa muy florida, como para hacer parranda, en su cortejo fúnebre iba lleno de colores, camino al encuentro con la tierra y con su Dios. Sus restos reposan en el cementerio Corazón de Jesús.
Don Pedro sólo logró vivir 41 años, con asombrosa intensidad. La mitad de esa vida estuvo junto a su esposa Eléida Beatriz Abreu, a quien conoció en la vecindad La Pomona, sitio predilecto para las celebraciones con los amigos, donde se percibía el aroma del café recién molido a toda hora. Su primogénita Lía Rosa Colina, es una destacada locutora y cantante, nació el 10 de noviembre de 1965, el día de San León Grande, actualmente vive en Carolina del Norte, EEUU. Elio León Colina Abreu, su hijo menor, tiene un gran parecido físico con él y goza de gran cariño en el ambiente gaitero.
En tan breve tránsito vital, Pedro Celestino sembró su voz en la memoria de la ciudad, dio testimonio de su conciencia ecologista y de su amor a nuestra música. Tocó con su voz el corazón de este puerto, urbe a la que tanto amó, y a la que se consagró. En las escuelas del Zulia, en los actos culturales de nuestras ciudades alrededor del lago, siempre se escuchará algún infante recitar su poema icónico “El regionalista”, rememorando la emoción que despertaba Pedro al entonarlo, la que aún nos conmueve:
Como lo escribió Rafael Rodríguez en 1976 recordando a Ricardo Aguirre: “allá en la plaza, bajo la luna, un negro canta”, pienso que Don Pedro a su lado, nos habla bajo plenilunio, y atiza con su palabra el amor por esta tierra y sus tradiciones. Como si él fuese su amante, con su rumoración en la radio, creando imágenes en cada hogar. Y junto a ellos dos (el hombre y la ciudad) un tercer ser que nace de esa unión: la gaita.“Cuando de ese lago
escucho el chapoteo del marullo
se me infla el pecho de orgullo
al saberme maracucho”.
Demos gracias al escocés James Cleck Maxwell por sus investigaciones sobre la propagación de ondas magnéticas. Demos gracias al alemán Heinrich Rudolf Hertz por su aporte científico inconmensurable. A los patriarcas de la radio; Popov, Tesla y al italiano Marconi, quien desde su piróscafo romano, conectó mundos diversos a través de ondas hertzianas. Esos hombres de ciencia, nos permitieron escuchar desde ese aparato sencillo y portátil, que a pesar de su vetustez sirve para unir infancias; al más grande de la radiodifusión zuliana, Don Pedro Colina.
Editado por: León Magno Montiel – @leonmagnom – leonmagno@saborgaitero.com
viernes, 20 de septiembre de 2013
jueves, 19 de septiembre de 2013
Hasta el último domingo de diciembre se bailará Retreta en Maracaibo. Cortesia de el Escaparte
Para continuar con el rescate, promoción y difusión de las tradiciones y costumbres de nuestra región, el Gobierno Bolivariano del Zulia, que preside el comandante Francisco Arias Cárdenas, a través de la Secretaría del Poder Popular para la Cultura, continúa este domingo y hasta el 29 de diciembre con la presentación de música de retreta en la Plaza Bolívar y en la Plazoleta de la Basílica a Nuestra Señora de Chiquinquirá.
Giovanny Villalobos Áñez, quien está al frente de la Secretaría del Poder Popular para la Cultura, ha puesto todo el empeño para que esta tradición de la Maracaibo de ayer reviva y se posicione en el gusto popular de quienes residen en la capital de la tierra del Sol Amada.
Este domingo, 22 de septiembre, a partir de las 11:00 de la mañana, el grupo Juventud Antañona vuelve a la Plaza Bolívar de Maracaibo, para deleitar al público con temas de retreta como la Pelota de carey, Carmen, El Norte es una quimera, Viva Venezuela, además, interpretarán danzas al estilo de Luisa, Maracaibera, Soberana, Chinita de Maracaibo y contradanzas entre otras variantes de la música tradicional zuliana.
Juventud Antañona estará acompañado por el grupo de Danzas Hilos de Plata, agrupación integrada –totalmente- por damas de la tercera edad, quienes mantienen vivo en su espíritu la alegría guapachosa de la música cañonera.
Por la noche, a partir de las 7:00 pm, en la Plazoleta de la Basílica a Nuestra Señora de Chiquinquirá, de nuevo Juventud Antañona ofrecerá un recital de música de retreta que invita a los residentes del casco histórico de Maracaibo sumarse a esta actividad cultural que la Secretaría del Poder Popular de la Cultura continuará desarrollando en ambos escenarios hasta el último domingo de diciembre.
Articulo Cortesia de el Escaparate
miércoles, 18 de septiembre de 2013
lunes, 16 de septiembre de 2013
La Bajada de La Virgen de Chiquinquira. Editado por Leon Magno Montiel
Cortesia de El Escaparate
La Bajada de La Virgen
La
tradición marabina nos enseña que el último sábado del mes de octubre,
la Virgen Chiquinquirá desciende de su trono para encontrarse con su
pueblo. En una ceremonia muy concurrida, el retablo de la Virgen Morena
desciende por el tobogán, entre una lluvia de flores y cánticos, la
recibe el párroco de la Basílica y la entrega al director de la legión
centenaria Servidores Marianos, los hombres de blanco. Ellos son los
encargados de llevarla en hombros por las calles y plazas de la ciudad,
por los pueblos de agua en navegación de cabotaje. Ese día se activan
los gaiteros para cantarle, los feligreses hacen sus promesas, un
enjambre de medios cubre y transmite la ceremonia. En algunas ocasiones
ha llovido copiosamente, sin embargo, la plazoleta de la Basílica se ve
abarrotada de gente, todos empapados, estoicos. Así, los devotos siguen
la ceremonia, escuchan los ecos de la homilía hasta el final, en medio
del nocturnal.
Hace algunos años, mientras transmitía para televisión la ceremonia
de la bajada, uno de los creyentes presente, me dijo: “La Chinita está
feliz con la lluvia, porque ella llegó a este puerto a través del lago,
entre aguaceros torrenciales que azotaban la ensenada lacustre, con
vientos alisios que peinaban el atlántico colombiano y entraban por el
golfo. Ella vino a preservar las aguas”.
Buscando sobre sus orígenes, consigo lo que avezados cronistas
relatan: una mañana de noviembre una lavandera humilde llegó muy
temprano a las orillas del Lago Coquivacoa para comenzar su faena. En
medio de su rutina divisó una pequeña tabla flotando cerca de la orilla,
la había empujado la marea nocturna, quizá era el producto de algún
naufragio. Era un rectángulo en madera de caoba, perfecto, como un
escaque. En ese siglo XVIII, el lago era una gran confluencia de ríos
diáfanos, con aguas dulces, que penetraba el sol para hacerlas
luminosas. Nuestra ciudad, era un puerto apetecido por corsarios,
piratas saqueadores, marinos soñadores. La tímida anciana, de nombre
María Cárdenas, al finalizar su faena se llevó la tablita a su modesta
casa, construida con piedra de ojo, caña y mampostería, ubicada en el
centro del barrio El Saladillo. La colocó sobre una tinaja de agua que
estaba al lado de un pequeño aljibe. Algunos días después la vio
llenarse de luz, fue el 18 de noviembre del año 1709. Ese prodigio dio
nombre a la primera avenida de Maracaibo: El Milagro. Además, marcó el
camino espiritual de sus habitantes, de sus hijos y de la diáspora
zuliana en el mundo, que la alaba con gaitas y la llama: Chinca, Chinita
o Chiquinquirá. Ricardo Aguirre con Cardenales del Éxito, interpretó el
clásico que describe su milagro en la temporada 1966:
“Lavando una viejecita
a orillas de nuestro lago
ella tuvo un gran hallazgo
pues se encontró una tablita.
Terminada la faena
a su casa la llevó
la tinajita tapó
para salvarla de la arena”.
(Bracho y Mavares, 1966)
Los compositores gaiteros celebran cada año esa magna fecha, los
conjuntos cantan los clásicos en su honor, que durante décadas han
atesorado en su repertorio. Ese día vuelve a sonar la poesía de Luis
Ferrer, se escuchan los versos de su tema “Chiquinquireña”, gaita que
consideró sagrada, grabada por Enrique Gotera en la temporada 1978:
“No pierdo las esperanzas
de vivir siempre a tu lado
y cual tierno enamorado
adorarte ciegamente.
Se me antoja de repente
de que me siento celoso
y al ver rebozar tu gozo
se me pasa nuevamente.
Dilecta, hermosa y divina
preciosa madre de Dios
como yo te quiero a vos
nadie te quiere mi China.”
(La Gran Montonera, 1978)
Otro compositor que tiene una conexión especial con la Virgen y sus
misterios divinos es Ricardo Hernández, quien nació el 2 de noviembre de
1950 en el sector Tierra Negra de Maracaibo. Es un músico natural,
cantante que se formó como arreglista. Además es un fervoroso
chiquinquireño, que le ha compuesto muchas gaitas a la Chinata,
consideradas joyas musicales por sus colegas. Durante su período como
integrante del Grupo Guaco en los años 70 y 80, se hizo presente en cada
temporada con su poesía sencilla, rimada en octosílabos. Muchos
solistas amigos han retomado sus gaitas, nacidas de la promesa de
cantarle cada año a la patrona, como señal de gratitud por su bondad y
generosidad:
“El pueblo se ha estremecido con la noticia
que apareció una tablita,
su luz ilumina el cielo y se escucha un canto:
melodía divina.
Así fue como sucedió, como pasó
Chinca fue la que nuestra historia transformó
y de amor toda nuestra vida la llenó”
(Hernández, 1981)
Esa gaita la interpretó su compadre Gustavo Aguado León, líder del
Grupo Guaco, cuando comenzaban a transitar su tercera etapa evolutiva el
proyecto guaquero. En 1980 se habían marchado de la agrupación Ricardo
Portillo, Simón García y José Luis García quienes fungieron como líderes
en la etapa anterior. Entonces Ricardo Hernández tomó el comando de los
arreglos y la composición de los temas más importantes en esa
emblemática divisa musical:
“Cantándole a Chiquinquirá
a mi Virgen maracaibera
el pueblo es quien la venera
cuidando su templo está.”
(Hernández, 1982)
Producto de estos tres largos siglos de fe y religiosidad popular,
hemos logrado apuntalar una respetable cosecha artística, que ha unido
con su belleza a la feligresía. Tal como lo plasmó Renato Alonso
Aguirre González en su composición “La prenda de un pueblo” en 1980, que
cantó su sobrino Miguel Aguirre con la Universidad de la Gaita para el
álbum “100 años de gaita”. Ese hermoso LP, ilustrado con fotografías en
sepia del puerto de Maracaibo, mostraba piraguas, un pequeño bajel y
canoas entre las dársenas, fondeados en las aguas mansas del lago. A lo
lejos se ve el viejo Mercado Principal con sus cúpulas de fierros
coloridos, semejando una estación de trenes. La experiencia mística de
Renato Aguirre, como asiduo visitante del templo de Nuestra Señora del
Rosario de Chiquinquirá, así la expresó:
“Camino al templo sagrado
donde habita la leyenda
vengo a contemplar la prenda
que hace siglos nos unió
mirarla me cautivó
como otras veces lo he hecho
agitándose mi pecho
contento de inspiración.
Como lo hizo aquel
quiero cantar hoy
de tu imagen fiel
tu vasallo soy
para dar en prosas
mi sentimiento de amor
lleno de calor porque la sé amar
le quiero cantar”.
(Aguirre, 1980)
Desde la aparición de la Virgen en 1709, según relatan las crónicas
escritas por el Hermano Lasallista Nectario María, ella ha sido símbolo
de amor y unión. Debemos celebrar la fe que ha despertado en el pueblo
del occidente la Virgen Guajira, como la llamó Jairo Gil, madre mestiza
con el niño Dios en sus brazos. A sus lados aparecen San Antonio y San
Andrés. Fue coronada por decreto del Vaticano el 18 de noviembre de
1942. Esa reliquia, es un poderoso factor de identidad regional.
Además, es la patrona de nuestra Guardia Nacional Bolivariana,
componente militar creado en 1937 por el Presidente Eleazar López
Contreras. Desde entonces, sus oficiales van cada año hasta su templo
para ofrendarle flores. Asisten a la eucaristía solemne cada 18 de
noviembre, juntos los fieles, soldados y comandantes.
Esta advocación de María no pertenece a ninguna parcialidad
política, aunque hayan querido secuestrarla, administrarla a su antojo
los gobernantes de la derecha que en el pasado dirigieron al Zulia, y
que, lamentablemente contaron con el silencio cómplice de algunos
jerarcas de la iglesia católica local. El pueblo en su dimensión más
variopinta la venera, y debemos respetar esa pluralidad, ese culto
fervoroso de todos sus hijos, sin distingo alguno, mucho menos aún, el
partidista.
Neguito Borjas en un tema que escribió para el
sonero Oscar D´León, y que finalmente, por desacuerdos con su sello
discográfico, grabó él mismo, nos plantea inclusión:
“Con mis hermanos gaiteros
yo también quiero cantar
el golpe más popular
más alegre y más pascuero
cantarte una gaita quiero
Virgen de Chiquinquirá”.
(Borjas, 1988)
Los zulianos le hemos cantado a la Chinita desde el singular voceo
marabino, empleando con pundonor nuestra variante dialectal, que ha sido
vehículo ideal para serenatearla, poetizarla y hablarle en oración:
“Patrona maracaibera
que con nosotros estáis
y que a tu pueblo le dais
un entusiasmo divino;
te pido por el destino
de la hermosa juventud.”
(Virgen Guaquera, 1986)
Esa gaita, “Virgen gauquera” es del año 1986, su letra le pertenece a
Heriberto Molina Vílchez y la música a Sundín Galué. La grabó Guaco con
la colaboración de los artistas en boga del sello Sonográfica: Ilan
Chester, Evio Di Marzo, Yordano, Franco de Vita, Colina, Alberto
Schllesinger y Francisco Pacheco. Su primer verso dice:
“En los toques por doquiera
a nosotros te sumáis
siempre nos acompañáis
sois una China guaquera”.
(Molina y Galué, 1986)
El vocablo “agnostos” en griego significa “lo desconocido”. Los
agnósticos no creen en Dios porque no consiguen razones científicas que
prueben su existencia. Los amigos agnósticos en esta región, reconocen
que “La bajada de la Virgen” es un acto que está dentro del ideario
popular. A la vez, es una bella manifestación cultural-musical. Y aunque
para ellos, siga sin tener explicación científica esa masiva expresión
piadosa, de igual forma, no consiguen explicar los hechos divinos que se
le asocian a la patrona del pueblo; la consideran parte del sentir
zuliano. Quizá sea lo más cognoscible del universo católico, el sentido
maternal que ella encierra. Para ellos es preferible ver “La Bajada de
la Virgen”, a ser espectador de los eventos banales y vacuos que
realizan los canales comerciales de cobertura nacional, durante los
fastos de Feria.
El compositor más importante de la zulianidad, Rafael Rincón González, describe así “La Bajada de la Virgen”:
“Cuando bajaba la Virgen
el cielo viene con ella.
Ya van a prender los fuegos
la placita está repleta
truenos en las quince letras
y también cucaracheros”.
(Rincón González, 2008)
Según el filósofo André Comte-Sponville (2003): “La fe se refiere al
porvenir, es una utopía metafísica, una esperanza que se ha de
transformar en verdad para cada creyente. Es la esperanza de que algo
benévolo va a suceder o se va a revelar”. El Padre Vílchez, experto en
los misterios de la dimensión mariológica, y erudito del culto a María
madre, afirmaba: “Un sentimiento maternal envuelve al mundo, es el amor
que genera la madre celestial”. María es co-redentora con Jesús, porque
comparten la misión salvífica. En nuestras costas, esa madre tiene “la
tez tostada por el sol” y su nombre es de raigambre indígena:
Chiquinquirá. Así lo han aprendido nuestros jóvenes que la ofrendan,
así lo ha cantado el bardo:
Yo vi a un joven muy inquieto
cuando la Virgen pasaba
que la gorra se quitaba
en señal de gran respeto.
Lo aplaudí y acepté el reto
y al aire lancé sincero
mi fe, mi verso, el sombrero
y todo mi amor completo”.
(Gil, 2010)
En Colombia, la Virgen Chiquinquirá también tiene miles de devotos,
en su templo es venerada por el pueblo del departamento de Boyacá y por
millares de turistas y peregrinos. En Perú, tiene devotos en la antigua
ciudad incaica Caraz, ubicada cerca de la costa pacífica. En algún
momento el pueblo zuliano, junto al boyacense y el caracino, deben
realizar una gran celebración sudamericana en su honor, que la revista
como la soberana mediadora de todas las gracias en estas tierras.
Escrito: León Magno Montiel – @leonmagnom – leonmagnom@gmail.com
Cortesia de El Escaparate
Renato Aguirre y sus misterios gratos. Editado por Leon Magno Montiel. Cortesia de El Escaparate
Cortesia de El Escaparte
Renato Aguirre y sus misterios gratos
Cuando Renato Aguirre recibió la terrible noticia de la muerte de su hermano Ricardo, al amanecer del 8 de noviembre de 1969, estaba a cuatro días de cumplir 23 años. Renato había acompañado durante sus siete años de carrera profesional a su hermano cantor, primero en los Cardenales (a secas), luego en Cardenales del Éxito, en los años 1967 y 1968 en el Conjunto Saladillo, los gaiteros del pueblo. Ricardo era su hermano mayor, su ídolo, el cuarto vástago de la familia de siete varones. Esa noticia tan devastadora, recibida cuando apenas salía de la adolescencia, lo marcó para toda su vida, lo encerró en una eterna bruma de nostalgia y lo comprometió a llevar por los escenarios del mundo el cuatro de su finado prójimo y compañero, el mismo que le dejó una madrugada debajo de su ventana:Sus nombres Renato Alonso, significan; el renacido preparado para la lucha. Su signo es escorpio, que le da la creatividad y la pasión. Nació el 12 de noviembre de 1946, como el sexto hijo de Luis Ángel en Ida Cira González. Fue bautizado católico. Su extensa familia siempre tuvo la música como prioridad, es una cofradía de buenos ejecutantes del cuatro y talentosos cantantes, dotados de una afinación innata y voces abaritonadas.“La luz nace en la mañana
Interrumpe en mí el ensueño
la voz, creo que fue un sueño
pero hay un misterio grato:
dejó olvidado su cuatro
debajo de mi ventana”
(Aguirre, 1980)
Su carrera artística comenzó cuando su hermano Ricardo le pidió le hiciera una suplencia en Los Cardenales, que llamaban para la época “Los Cardenales de Aguirre”. Fue para una actuación en Cabimas, en la inauguración de una sucursal de la tienda “Calzados Ciros: a sus pies”. Así, a los 16 años de edad, comenzó la intensa carrera, donde supo construir un liderazgo desde las bases, como cuatrista, compositor y director musical de importantes agrupaciones.
Su inmensa producción como compositor comenzó en la década de los 60. En 1966 le colocó la música al clásico “Reina Morena” con la poesía de Jairo Gil. Su primer gran impacto en el ambiente gaitero, lo dio con su tema “Aleluya” grabado por Ricardo Aguirre con Cardenales del Éxito en 1971:
Era el tema obligado en las actuaciones de esos renovados Cardenales del Éxito, dirigidos por Pedro Suárez, con cantantes veinteañeros, de gran talento y carisma: Astolfo Romero, Daniel Alvarado, Danelo Badell, Ender Fuenmayor y su intérprete más leal Ricardo Cepeda:“Aleluya a la gaita quiero
Aleluya a la gaita adoro
Aleluya porque es el tesoro
Aleluya del maracaibero”.
Le siguieron éxitos como “El Bambuco” en el año 1975, fue la primera gaita romántica, de nuevo tenía éxito la dupla de compositor-intérprete Aguirre-Cepeda:“Todo aquel que sea gaitero
un aleluya recibe,
si se muere se revive
con este golpe pascuero”.
Se agigantaba su prestigio como excelente cuatrista y genial compositor. Su personalidad la marcaba su humor inteligente, mordaz. El misticismo que envuelve sus actos, su ceremonia creativa.“Un bambuco y una serenata
le dieron vida a un amor
un mozuelo cantaba a una flor
que más tarde sería mi madre,
le cantaba mi futuro padre
lleno de inmenso fervor”.
Él, en una entrevista en la radio, me relató que para componer buscaba la madrugada, su silencio y la pasión serena que de ella se desprende, el momento del conticinio.
Solo con su cuatro y su libreta, Renato crea una atmósfera que lo conecta con lo celeste, con lo espiritual, y comienza a crear versos y melodías inusitadas, poco convencionales. Es como si creara un pequeño cielo a su alrededor, una pequeña bóveda celeste donde manan sus musas.
Renato Alonso Aguirre González, apellidos con alto significado: Aguirre es de origen vasco, refiere: “lugar en lo alto”. González es un patronímico muy extendido en España, deriva de Gonzalo. Llamado el poeta diamantino, cree: que el universo es perfecto, su energía que lo alcanza todo. Piensa que hay una conexión planetaria infinita, una luz líquida que fecunda y da vida. Su interés como creador va desde la alegría de una parranda como “Palomita negra” o “Caimare Chico” con ritmo violento y letras llenas de humor, hasta los temas dedicados a la Virgen y sus misterios divinos. También ha realizado gaitas-crónicas, como “Aquellos lejanos días” que grabasen Los Compadres del Éxito, donde relata el comienzo de la explotación petrolera en 1922, con el reventón del pozo El Barroso en Cabimas, hasta entonces, era una aldea de pescadores:
En ocasión de celebrar sus 50 años de fundados, en la temporada 2010, Los Compadres del Éxito le confirieron el honor a Renato Alonso de ser el compositor de su tema aniversario. Él les entregó una hermosa obra musical, que relata sus inicios en el decenio de 1960, cuando grabaron de la mano del maestro Rafael Rincón:“El Zulia perdió la razón
cuando hubo el reventón
de petróleo en el Barroso.
Y el pueblo gozoso
miró con asombro el pozo
que enriqueció a la nación”.
Ante la prematura muerte de Ricardo Aguirre, cuando apenas tenía 30 años de edad, y su ausencia inesperada, Renato debió asumir el liderazgo de la principal familia gaitera del país. Sus hijos, los hijos de Rixio, Albes, y del propio Ricardo, lo reconocieron como el jefe que los nucleaba a su alrededor. Por ello fue director de la agrupación que concentró a los talentosos primos, La Dinastía Aguirre, creada con el patrocinio del industrial zuliano Antonio Moschella. Después creó y dirigió La Grey Zuliana junto a su hijo Ricardo, el poli-instrumentista que lo ha acompañado en todas sus grabaciones desde los años 90. Con La Grey Zuliana realizó un hermoso homenaje a Rafael Rincón González, con el tema “Zulianidad frondosa”:“Mil novecientos sesenta,
tan lindas noches pascueras
la familia petrolera
de Bachaquero fomenta
esa navidad contenta
haría un grupo inolvidable
que serían Los Compadres
del éxito que proyectan”.
Su estatura artística indiscutible, su heredad gaitera, lo llevó a presidir la fundación de la gaita, institución que lleva el nombre de su hermano Ricardo Aguirre; encargada de promover la gaita en las escuelas del Zulia y atender a los gaiteros de las distintas generaciones, asistirlos, acompañarlos, con el respaldo de la Gobernación del Estado Zulia. Estuvo allí al frente desde el año 2003 hasta el 2012; sin duda que su gestión gerencial, la ciudadanía en general la calificó como exitosa.“Maracaibo dichosa
de añeja cofradía
te rezo al mediodía
tibia, lozana y piadosa.
Que en horas primorosas
regalas fantasías
a novios que esos días
paseaban en carrozas.
Ésta es la cuna hermosa
hogar y bendición
de Rafael Rincón;
zulianidad frondosa.”
La agrupación A lo Zuliano, dirigida por el cronista Héctor Raúl Vega, cuya base de operaciones está en Ciudad Ojeda, realizó una súper producción en homenaje a la obra musical renato-aguirreña. Para ello versionó sus mejores gaitas, donde participaron Neguito Borjas, Ronald Borjas, sus bellas hijas Rena y Daniela, su nieto-sobrino Ronald Aguirre Romero, cantando de forma impecable, con su marcado acento mexicano. También participó Rafael Pollo Brito y los acompañaron una valiosa pléyade de músicos consagrados, de alto nivel profesional. Uno de los temas que conmueve es “Cordón de plata” dedicado al eterno lampo del Catatumbo, donde lo llama “emisario del alma sideral”:
En el año 1988 conoció al tenor Alfredo Sadel, un año antes de su muerte, contaba con una vastísima fama en Europa y América. Sadel le confesó que lo admiraba por sus composiciones. Para él, Renato compuso el tema “Catatumbo templo del sol” y lo grabó en los estudios de Sonofuturo con el respaldo de la agrupación La Universidad de la Gaita:“Relámpago;
fulgente símbolo de la inmortalidad
cordón de plata
que une a la zulianidad
con ese gran misterio
en tal inmensidad”.
El poeta Aguirre González ha sabido navegar en las aguas de la creación melódica, ha sorteado los demonios que atormentan a un compositor. Sabe que su cuatro es como un peñero que boga sobre las aguas profundas del arte, sobre la superficie de insondables misterios y peligros. Y sobre su cabeza, siempre protegida con una gorra beisbolera, está la panza gris del cielo, que le ha regalado por igual bendiciones y tempestades. En ese navegar ha mantenido un Norte de elevación espiritual, ha sido el autor de las gaitas profundas a la Virgen, la ha rodeado con pétalos de aurora, no ha cejado en su búsqueda mística, con frutos tan hermosos como “Sagrada dama del Salladillo” y “Oración de piedra”.“Allí donde Dios se posa
desde el principio del mundo
nace el sol del Catatumbo
y se siembra el universo
es el océano excelso
de la gloria misteriosa”
En el punto Este de su brújula, él fija el amanecer, el comienzo de la historia, allí están sus gaitas épicas, como “El guerrero peregrino”, “Vigencia de un perfil”, “Fascinante Venezuela”, “100 años LUZ”:
En el Sur profundo están sus raíces, las estampas antañonas, la evocación de sus ancestros. El Sur, es el punto cardinal de su creatividad donde están los temas costumbristas: “Aleluya”, “La negra Juana”, “La palangana”, “Cuero y madera”, “Negrita faramallera”. En el Oeste ubica lo sombrío, el amor de cómplices, el acoplamiento carnal, el final festivo del día. En ese punto cardinal de su obra están los temas “Amor Prohibido”, “Parranda con amor” y “Acaríciame”:“Aquel ígneo personaje
que cabalga en nuestra historia
ciñe corona de gloria
azul patrio a su linaje”
Su tránsito por las agrupaciones gaiteras comenzó con el quite que le hizo a su hermano Ricardo en Los Cardenales. Desde la década de los 70 ha pertenecido a La Universidad de la gaita, VHG donde grabó en 1989 “La historia de la grey”. Fue director fundacional de La Dinastía Aguirre, luego de La Grey Zuliana junto a su hijo Ricardo “el pelón” Aguirre. Formó parte de Los Colosales junto a su intérprete predilecto y hermano astral Ricardo Cepeda. Y es miembro fundador de Los Chiquinquireños, la agrupación que se reúne para ofrendar a la patrona maracaibera en sus fiestas. Para ese conjunto, compuso los dos temas más imponentes que se hayan realizado en el culto mariano chiquinquireño en las últimas décadas: “Monumento de Chiquinquirá” del año 2003 y “La elegida” en el 2009:“Ella despertó enseguida
la lama de la pasión
que estuvo en mi corazón
por mucho tiempo dormida”
(Aguirre, 1991)
Astolfo Romero, uno de sus más afectuosos compañeros de vida, escribió en su honor una parranda que tituló “Renato candela” donde lo describe en su lado bohemio, parrandero, hombre lleno de humor e ingenio:“Todo era humilde y precario
pero en el ambiente espeso
flotaban mansos los rezos
de aquellas almas de a diario.
colgaba un viejo rosario
en la pared de aquel nido
y álbum descolorido con aromas de presagio
y en lo alto un crucifijo
con el primer legionario”.
(Aguirre, 2009)
Con varios centenares de obras en su cofre particular, con un perfil de líder y aureolado por el fuego de la inspiración, Renato celebra su vida. Superó una complicada operación a corazón abierto, que le realizaron en el centro cardiológico IECTAS, intervención quirúrgica que se prolongó por ocho agónicas horas. Ahora pasó la hoja de ese percance y se siente rejuvenecido, comparte sus atardeceres con sus nietos, sus hijas y su esposa Arita. En las madrugadas, entra a hurtadillas a su terraza a componer, para seguir sondeando el reino de secretos marianos, los misterios del amor y la gloria de antiguos próceres. Crea sus gaitas desde ese pequeño cielo, donde solamente él se orienta, con la luz de su musa prodigiosa.“Cuando sale a parrandear
siempre un cuatro lo acompaña
dale Renato, Renato candela
pero es que él tiene esa maña
y no se le va quitar”.
(Romero, 1978)
Cortesia de El Escaparte
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